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jueves, septiembre 10, 2009

Regresa Hidalgo, se han vuelto locos

Regresa Hidalgo, se han vuelto locos

PACO IGNACIO TAIBO II

Leo con pasión, alertado por un reportero de Excélsior, el Catálogo nacional de proyectos para las conmemoraciones, México 2010, producido por la Secretaría de Gobernación.

Mil 800 propuestas, nada menos, recogen la manera en que la Federación sugiere celebrar los aniversarios de las revoluciones. Paso del desconcierto a la carcajada. Descubro propuestas insólitas:
La liberación de la variedad de papa Corregidora, la creación de un recinto ferial en Tamaulipas, la iluminación del Cristo de las Noas en Torreón, la publicación de un libro resumen sobre la campaña de influenza, la edición de La historia de la milagrosísima imagen de nuestra señora de Ocotlán o un partido de exhibición de la NBA en Chihuahua (si Villa viviera, les quitaba la pelota).
¿Quién hizo este cajón de sastre donde todo cabe? So pretexto del bicentenario, ¿qué extraños negocios se están armando en nuestra patria?
Y sigue: el gobierno del estado de Nayarit, para celebrar la Independencia y la Revolución, propone la creación de una banda de guerra monumental, el del estado de México el campeonato nacional de frontenis, el de Chihuahua la dignificación de la lengua rarámuri y la Secretaría del Trabajo la edición de un “coffee table book, en el que se ilustrará la historia del trabajo” (lo juro, así aparece).
El listado de sandeces parece interminable: Festival de los 100 alimentos naturales que México ha dado al mundo, la edición de un atlas sobre la biodiversidad en Campeche, inauguración del parque ecológico Lago de Texcoco. Y cómo va a estar Carstens fuera del asunto, por tanto se propone para celebrar los movimientos armados de 1810 y 1910 una feria fiscal.
Abundan los desfiles militares, los desfiles de alumnos acarreados, los desfiles deportivos. No hay, en cambio, manifestaciones. ¿Podría convocar el gobierno federal a una manifestación para revivir el villismo?
Vuelven, desde luego, los concursos de oratoria y un sorteo revolucionario de la Lotería Nacional, que incluye esta vez una serie de raspaditos adecuados al tema.
Algunos son tan absurdos que obligan a que se abra la boca de estupor: como la semana del gobierno del DF, organizada por el gobierno de Sinaloa, o la siembra simbólica del árbol un billón (por cierto, ¿cómo se siembra simbólicamente? ¿Se hace el hoyito, se planta un pino de plástico y luego los funcionarios mean arriba?)
De los congresos que se proponen sólo seis de 50 tienen que ver con la Independencia, sólo uno de los ocho concursos y sólo 20 de los 60 coloquios.
¿Podría en su sano juicio algún gobernador priísta reivindicar a Ricardo Flores Magón a riesgo de que éste lo espere en el infierno para cobrarle tanto impudor? Y sin embargo, Ripley ataca de nuevo; el gobierno de Oaxaca (nada menos) lo propone. Claro está, añadiendo a la celebración la reivindicación de Porfirio Díaz, que tan querido es a sus corazones. No se queda atrás el gobierno de Chihuahua, que quiere dedicar un centro cultural a Creel, uno de los barones contrarrevolucionarios a los que Villa despojó.
Algunas propuestas son de una ambigüedad sospechosa, como Presencia mexiquense en otras entidades y países. ¿Se tratará, en nombre del bicentenario, de financiar la precampaña de Peña Nieto? O la estrategia cinco pasos de la Secretaría de Salud, o el gran premio artesanal que ofrecerá la Secretaría de Turismo.
Algunas iniciativas tienen sentido, como la de rescatar el Colegio de San Nicolás como patrimonio histórico, la realización de un coloquio histórico nacional sobre la conspiración de Valladolid, que hace el gobierno de Michoacán, o la construcción de la nueva sede del Archivo General de la Nación, que propone la Secretaría de Gobernación, o la rehabilitación de la zona histórica de Dolores, o las propuestas del INAH de rehabilitar las casas natales de Hidalgo, Allende y Morelos, o la iniciativa de Chiapas de hacer un concurso de grafiti sobre las revoluciones; es interesante la difusión de materiales en Internet, pero todo esto son perlas en un camión de basura.
Se pensaría que habría de salvarse el programa editorial, pero no hay tal. De las 317 publicaciones que se enlistan, sólo 96 tienen como tema la Independencia y la Revolución, y eso gracias a las aportaciones del FCE, el programa editorial de Coahuila y el de SLP, que están francamente bien.
Todo cabe en este delirio: la construcción de una terminal de cruceros en Manzanillo, o la protección de una especie de águila.
Centenares de iniciativas contenidas en el catálogo tienen que ver con los bautizos de parques, generaciones, transportes públicos, escuelas, con nombres de personajes de la Independencia y la Revolución. Todos sabemos a dónde lleva eso cuando se realiza sin ton ni son y sólo por rutina burocrática. Mariano Escobedo, el vencedor del imperio en Querétaro, se vuelve una calle, nada menos que en Polanco, repleta de refaccionarias de automóviles y bancos. A eso se condena su memoria.
Podrá argumentarse que se trata sólo de un catálogo de propuestas, pero el simple hecho de haberlas incluido como tales y haberlas hecho públicas bajo la bandera de la conmemoración da una idea del delirio y cortedad de miras de los organizadores. Da idea de su versión de cómo celebrarse el aniversario de la Independencia y la Revolución. Ilustra la manera de cómo creen los federales panistas que debe gastarse el dinero de los mexicanos en año de crisis. Y sobre todo demuestra que las revoluciones de la historia de México les interesan un soberano cacahuate a estos fieles representantes de la nacoburguesía (sin r, naco, no narco); no tienen identidad nacional, no las quieren en su pasado poblado de príncipes capitalistas y sueños de una casa en Boca Ratón, Florida.
FotoSólo hay desde la perspectiva ciudadana radical, que poca injerencia tiene en la televisión y la radio, una posible respuesta a tanta afrenta y burla: celebrar 2010 en calles, plazas, esquinas, mercados, parques públicos, con conferencias y lecturas; un continuo debate informativo que lleve a los mexicanos la discusión de lo que sucedió en 1810 y 1910, que resurrecte del mármol, la placa de calle y la estatua a los personajes que vivieron y murieron para conseguir independencia, abolición de la esclavitud, eliminación de la sociedad de castas, destrucción de las tiendas de raya, eliminación del fraude electoral, reparto agrario, entre otras muchas cosas que algunos pretenden que subsistan.
Porfirio Díaz, en 1910, trató de convertir el centenario de la Independencia en pompa y oropel, columnas y bautizos, y le salió que el espíritu de Hidalgo y sus amigos se le convertía en la rebelión magonista, el alzamiento agrario zapatista y el sufragio efectivo maderista.
No creo en la numerología, pero ellos si creen, corramos el rumor. Que tengan cuidado.

http://www.jornada.unam.mx/2009/09/06/index.php?section=opinion&article=008a1pol

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El estudio de la historia

ARNALDO CÓRDOVA

La derecha, cuando es una fuerza dominante, hegemónica y, más todavía, gobernante, es, por necesidad, sinónimo de barbarie y de oscurantismo. Destruye todos los valores que sustentan las libertades de los individuos y es enemiga jurada de la igualación de los mismos en cuanto a oportunidades de mejoramiento, de preparación cultural y hasta de identidades que puedan ir más arriba de lo que ella es en su pequeñez y en su miseria espiritual. Es elitista por naturaleza, no obstante que ella no es modelo para nadie ni en nada. No soporta que aquellos que son diferentes de ella, por inteligencia, por el color de la piel o por la humildad de su origen la superen o aspiren siquiera a ello.

En 1937, José Vasconcelos publicó su Breve historia de México (Ed. Botas). En ella hace de la Conquista y la Colonia epopeyas del genio español. México antiguo, un informe e incoherente conjunto tribal sin ninguna identidad propia, fue convertido por Cortés en el principio de una nación. Los conquistadores no destruyeron nada que valiera la pena lamentar y, sí en cambio, nos dieron la civilización en la que hoy vivimos. En la Colonia, en particular, los españoles fueron constructores de ciudades y educadores de indios. Cuarenta mil españoles hicieron el milagro de hacer de seis millones de indígenas una nación. El maestro se horrorizaría si pudiera ver lo que nuestras autoridades educativas panistas hacen con la filosofía y con la historia.
Vasconcelos escribió su libro con el ánimo de reivindicar su visión derechista y conservadora y hacerla valer con las ideas. No debió tener dudas de la fuerza de sus argumentos. Para él fue una bendición que nuestros conquistadores fueran los españoles y no los anglosajones, y nos civilizaran con los más altos valores del Renacimiento y no con el espíritu pragmático, individualista y antisocial de la Reforma protestante, que era el credo de quienes más daño nos habían hecho a lo largo de la historia. Nuestros modelos intelectuales eran los grandes humanistas de la Conquista y la Colonia, los sabios misioneros que nos preservaron lo que sabemos del México antiguo, y luego Lucas Alamán y Carlos Pereyra; no Valentín Gómez Farías, que le enseñó a Juárez el credo protestante, liberal y carnicero de Poinsett y al cual, Juárez, seguimos venerando aun después de la Revolución.
Vasconcelos representa en 1937 a un pensamiento de derecha ilustrado y propositivo, aunque rencoroso. Hoy la derecha es incapaz de defender idea alguna, simplemente porque no tiene ideas. Castillo Peraza habló del PAN como el partido de la victoria cultural. Mi amigo (y tuve ocasión de decírselo) estaba soñando, porque llegaban al poder los bárbaros del norte y ya tenían en sus manos a su partido y él se quedó solo. Ninguna idea, ningún valor que reivindicar y defender con inteligencia, como lo hizo Vasconcelos. La historia, para los parámetros en los que se forman los estudiantes del Tec de Monterrey, el ITAM, el CIDE, la Libre de Derecho y las universidades privadas, no está para valores o ideas, menos para ideales. Sólo se trata de formar en los negocios y el poder, como ejecutivos o amanuenses.
De un gobierno derechista se podría esperar que defendiera la Conquista y la Colonia, pues en ellas se concretan todos los valores con los que lucha por conservar el orden establecido y hacerlo retroceder cuanto puede. Pero no. Esta derecha no sabe nada de historia. Fox y Calderón son emblemáticos. Para ellos, como lo dijera el primero, la historia, simplemente, vale madres. El pensamiento de derecha hoy, aunque cueste trabajo llamarle así, pensamiento (porque no piensa nada), consiste, como en el Tecnológico, en formar empresarios o ejecutivos. La cultura, si algo vale, que se la haga por su cuenta el que lo desee. En la escuela hay que enseñar matemáticas, administración y los elementos que lleven a ello.
Cuando pude leer el libro (en Internet) me asombró la prolijidad de datos sin sentido ni coherencia, los errores de todo tipo (algo que muchos notaron sin dificultad: que la isla de Java, perteneciente al archipiélago indomalayo y donde está la capital de Indonesia, país asiático, estaba en Oceanía). La contumacia en ignorar el mérito de las luchas sociales a través de las cuales se ha construido esta nación y hablar siempre en abstracto de un sujeto, el pueblo (o México), sin rostro y sin identidad. Las diferencias que han acabado por modelarnos se vuelven humo y lo que vemos es una mala película sobre un país que no es éste, sino una ensoñación de una derecha que no sabe lo que es cultura ni, mucho menos, algo llamado identidad nacional.
No tengo idea de cuál sea la formación académica del senador Carlos Navarrete (ojalá lo hiciera público porque, como muchos otros políticos, tiene la pinta de ser grillo de profesión desde la cuna), pero sea cual fuere, está claro que piensa como un derechista: Eso [de la historia] no me preocupa. Lo que quiero saber es si los alumnos están bien formados en matemáticas y saben español. No se cuánto sepa de matemáticas, aunque puedo saber hasta dónde llega su español; pero de historia me da la impresión de que no sabe ni con qué se come.
Las maromas y piruetas que las autoridades educativas han hecho para explicar que no se trata de una omisión sino que eso luego lo podrán ver los alumnos (resulta que ni en cuarto ni en sexto los escolapios podrán saber nada de esas etapas cruciales de la historia), sólo son pujidos y berridos de quien ha sido pillado en error y no sabe hacer otra cosa que muecas ridículas para justificar la falta y la estupidez en el trabajo de planeación educativa. Ver al yerno de la Gordillo, además, gruñir que no habrá marcha atrás, es sólo muestra de la prepotencia con la que la cacique magisterial hace y deshace con nuestra educación, deseando tal vez que nuestros alumnos sepan usar nuevos términos como epedinomológica o influencia A-HLNL.
Una derecha sin cultura, que ha hecho posible lo que Castillo Peraza jamás se imaginó, la victoria de la incultura, sólo sabe vivir en la barbarie y se solaza en eso. Para ella no somos otra cosa que el país de la naquez, sin pasado (glorioso o menos, de ello carece de noción), en el que sólo sus hijos blanquitos y orgullosamente criollos, como lo ha denunciado Ortiz Pinchetti, comanden y los demás se dediquen a vivir a su servicio. Las televisoras, siempre se ha visto, son las promotoras por antonomasia de esa derecha para la que la historia, si algo significa, sólo es lo que se puede apreciar en sus telenovelas. ¡Bonito país, éste en el que la derecha en el poder quiere convertirnos!

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