Vistas a la página totales

lunes, diciembre 08, 2008

La masacre de Mumbai


La masacre de Mumbai
Escrito por:
Alan Woods
La
semana pasada, el mundo quedó atónito ante las sangrientas escenas
consecuencia de la carnicería provocada por el atentado terrorista en
Mumbai (antiguamente Bombay). El ataque, que comenzó a última hora de
la noche del miércoles se extendió a más de diez lugares diferentes de
la capital financiera de la India. Atacaron dos de los hoteles de lujo
más conocidos de Mumbai y otros puntos de referencia de la ciudad
habitada por 18 millones de personas. El atentado fue cometido por un
pequeño grupo de hombres armados que aparentemente llegaron por mar,
divididos en grupos para atacar múltiples objetivos en toda la ciudad,
incluida la principal estación de ferrocarril y un hospital. Los
canales de televisión describieron los ataques como el "11-S de la
India".
La masacre no terminó hasta cerca del sábado por la mañana.
Finalmente, después de dos días y medio, terminó el callejón sin salida
del hotel Taj Mahal, cuando los comandos indios lo asaltaron por la
fuerza. El Taj, lleno de civiles aterrorizados, ofrecía una visión
sombría. "Había cuerpos esparcidos por todos los lugares y en todas
partes había sangre", dijo uno de los comandos. "Los terroristas hoy
están mucho más avanzados. No nos dimos cuenta de que disponían de
teléfonos vía satélite para las comunicaciones o que estaban tan
avanzados y utilizaban bombas incendiarias", decía otro de los
comandos. El asedio fue particularmente problemático porque "no
perdonaban a mujeres o niños". Por ahora hay 188 muertos y casi 300
heridos.
Azam Amir Kasab, de 21 años de edad y único terrorista que
sobrevivió, le dijo a las autoridades que le habían ordenado matar
"hasta lo último que respirase" y que en los atentados sólo
participaron 10 terroristas, que esperaban asesinar a 5.000 personas,
que los objetivos mayoritariamente eran "blancos, preferiblemente
norteamericanos y británicos", según publicaba el domingo The Mail.
Parece que la operación fue planificada cuidadosamente durante seis
meses. Los terroristas llegaron como estudiantes durante una visita a
Mumbai hace un mes para familiarizarse con las carreteras de la ciudad
y grabar los "lugares que iban a atacar".
Los investigadores indios dijeron hoy que los terroristas recibieron
meses de entrenamiento en Pakistán. Un informe más largo publicado por Reuters esta mañana desarrolla la hipótesis de una conexión pakistaní, aceptada
generalmente en India. Dos investigadores veteranos dijeron a Reuters,
pidiendo el anonimato, que la prueba del interrogatorio de Azam Amir
Kasav demostraba claramente que extremistas pakistanís habían tenido
relación en el ataque. El joven de 21 años iba bien afeitado, hablaba
un inglés fluido y durante el ataque fue fotografiado vestido con una
camiseta negra con el logo de Versace. Oficiales de policía dijeron que
había dicho que su equipo recibía órdenes de "su mando en Pakistán".
Según un oficial de policía que siguió de cerca el interrogatorio, que también habló con Reuters a cambio de guardar el anonimato, los terroristas fueron entrenados por
el grupo Lashkar-e-Taiba, bajo la dirección de un antiguo miembro del
ejército pakistaní. Otro oficial indio veterano dijo a Reuters:
"Recibieron entrenamiento en varias fases, que incluían entrenamiento
en el manejo de armamento, fabricación de bombas, estrategias de
supervivencia, sobrevivir en un entorno marino e incluso hábitos
dietéticos".
Según dice el periódico, funcionarios indios y norteamericanos están
investigando la posibilidad de que los atacantes llegaran a la costa de
Mumbai en un barco grande y después abordaran barcos más pequeños
iniciando así su ataque. Un funcionario norteamericano experto en
contraterrorismo dijo que existía una evidencia importante de que
Lashkar-e-Taiba tenía "capacidad marítima" y que habría sido capaz de
organizar la operación sofisticada de Mumbai.
Los oficiales de seguridad indios creían que muchos de los hombres
armados podrían haber llegado a la ciudad utilizando una lancha
neumática que se encontró cerca del lugar de los ataques. El sábado, la
armada india dijo que estaba investigando si un pesquero de arrastre
encontrado cerca de la costa de Mumbai, con un cadáver atado a bordo,
fue utilizado para el ataque. Un portavoz de la armada, el capitán
Manohar Nambiar, dijo que el pesquero, de nombre Kuber, se había
encontrado el jueves y que fue llevado a Mumbai. Oficiales dijeron que
creían que el barco había navegado desde un puerto del estado vecino de
Gujarat. Las autoridades indias detuvieron un barco de carga en la
costa occidental de Gujarat que procedía de Arabia Saudí y que fue
entregado a la policía para su investigación.
Una provocación reaccionaria
La autoría de estas atrocidades aún no se ha determinado, aunque al
principio reivindicó la autoría un grupo que se autodenomina
Muyahidines de Deccan. Hay muchas teorías pero pocos datos. Aunque una
cosa está bastante clara: fue una provocación totalmente reaccionaria
que sólo beneficia a las fuerzas más contrarrevolucionarias de la
sociedad india y pakistaní.
La masacre ha supuesto un duro golpe contra los movimientos hacia la
mejora de las relaciones entre India y Pakistán. En los últimos días
las calles de Mumbai y otras ciudades indias han presenciado
manifestaciones furiosas con personas exigiendo la guerra con Pakistán.
Quienquiera que estuviera detrás del atentado debe haber previsto y
deseado esta respuesta. Inevitablemente, las autoridades indias y
algunos otros analistas de seguridad indios están señalando con el dedo
acusador a Pakistán. Por su parte, Pakistán ha negado que su gobierno
tenga algo que ver con los atentados. Estas negativas seguramente son
ciertas, aunque no excluyen la participación pakistaní. Sin embargo, la
posibilidad de que las atrocidades de Mumbai estuvieran planificadas y
orquestadas dentro de la propia India no se puede descartar. En India
no es extraña la violencia terrorista. En los últimos años se ha visto
sacudida reiteradamente por atentados terroristas. La propia Mumbai ya
sufrió antes ataques terroristas.
En marzo de 1993, el inframundo musulmán vinculado a los terroristas
pakistaníes presuntamente realizó una serie de atentados contra la
bolsa de Mumbai. En esos ataques murieron 257 personas y resultaron
heridas 1.100. La tarde del 11 de julio de 2006 hubo ocho explosiones
en siete estaciones y trenes locales en Mumbai en horario de máxima
afluencia. 52 personas murieron en esos atentados. En julio de 2007
hubo otra serie de explosiones en ferrocarriles y estaciones asesinando
a unos 190 viajeros.
India ha presenciado una serie de atentados estos últimos meses. En
mayo, al menos 80 personas murieron en varias explosiones en la ciudad
turística de Jaipur. En julio unas 50 murieron en una cadena de
explosiones en la ciudad occidental de Ahmedabad. El mes pasado
aproximadamente 60 personas murieron en Assam, al noreste de la India,
en circunstancias similares. Normalmente se acusa a los militantes
musulmanes de estos ataques, pero los fanáticos hindúes también han
participado en actos terroristas sangrientos. En las últimas semanas la
policía acorraló a 10 miembros de lo que dicen es su primera célula
terrorista hindú. Entre los detenidos se encontraban un oficial del
ejército de servicio y un sacerdote hindú.
La detención de un oficial del ejército indio añade un nuevo
elemento a la ecuación. Hay elementos tanto del ejército pakistaní como
del indio que nunca se han reconciliado con la idea del proceso de paz
y temen ser vendidos a EEUU. Los extremistas islámicos se llevan la
mayor parte de la publicidad, pero también hay muchos extremistas
hindúes, judíos y cristianos. La oposición del BJP se basa en el
chovinismo hindú y hay muchos elementos siniestros a la derecha del
BJP: el RSS, VHP y el Shiv Sena (Ejército de Shiva). Tienen vínculos
con las fuerzas armadas y servicios de inteligencia indios que son un
reflejo de los lazos que existen entre los grupos jihadi, las fuerzas
armadas pakistaníes y el ISI.
Las condiciones de las masas tanto en India como en Pakistán son
cada vez más desesperadas. El desempleo, la pobreza, el aumento de los
precios de los alimentos y energéticos, todo esto convierte la vida de
millones de personas en algo insoportable. En India, la elección del
gobierno del Partido del Congreso despertó unas esperanzas que pronto
fueron defraudadas. En Pakistán, también, la elección del gobierno del
PPP no ha solucionado nada para las masas. Tanto Manmohan Singh como
Zardari tienen problemas y la oposición de derechas en ambos países
quiere aprovecharse de la situación.
Una consecuencia de los atentados de Mumbai ha sido una profunda
crítica de la supuesta ausencia de preparación y el comportamiento de
sus servicios de inteligencia. Los ataques más duros proceden de la
prensa interior. Esta campaña ruidosa va dirigida contra el gobierno
del Congreso. La creciente furia de las masas también va dirigida
contra el Congreso, a quien culpan de los errores de los servicios de
inteligencia, muchos indios creen que eso permitió que estos hombres
armados asesinaran a 188 personas y sitiaran la capital financiera de
la India durante tres días.
Ya han dimitido dos altos políticos del partido gobernante y el
Congreso se enfrenta a la derrota en una serie de elecciones
regionales. Los atentados en las ciudades indias este año, que amenazan
con continuar, benefician a la oposición de derechas, el Partido
Bharatiya Janata. Les ha proporcionado el palo chovinista para golpear
al partido gobernante en la campaña electoral de mayo. Toda esa
situación está socavando el control del poder que tiene el Congreso,
que ya era delicado. The Economist escribía lo siguiente:
"Los amigos y vecinos de la India pueden esperar una reacción
moderada, pero no deberían asumirla. Después de un ataque contra su
parlamento nacional en 2001, India movilizó a cientos de miles de
soldados en la frontera con Pakistán. El nacionalista hindú Partido
Bharatiya Janata (PBJ), entonces en el poder, acusa rutinariamente a su
sucesor, el Partido del Congreso, de ser blando con el terrorismo. El
desesperado espectáculo en Mumbai podría perjudicar las perspectivas
del Congreso antes de las elecciones e incluso costarle las próximas
elecciones generales, que se deben celebrar en mayo. El BJP ahora tiene
que elegir cuidadosamente sus palabras pero un anuncio de un periódico
en portada, presumiblemente encargado antes de los atentados de Mumbai,
acusaba al Congreso de ‘ser incapaz y no tener voluntad' de luchar
contra el terrorismo, un sentimiento ilustrado con una gran salpicadura
de sangre".
¿Es posible que esta última provocación fuera organizada y
planificada en suelo indio para sabotear el deshielo entre India y
Pakistán, y crear una oleada de chovinismo e histeria bélica que
beneficiara a los reaccionarios indios y mine al gobierno del Congreso?
Esta hipótesis no se puede descartar. Sin embargo, el patrón de la
violencia extremista hindú es muy diferente al que vimos la semana
pasada. Estos elementos están especializados en azuzar a muchedumbres
para llevar a cabo pogromos contra los musulmanes en ciudades y aldeas
de la India.
Este ataque, una combinación de granadas y armas automáticas, fue
bastante diferente. La elección de los objetivos subraya la posibilidad
de que se tratara de un grupo relacionado con el fundamentalismo
islámico. El hecho de que eligieran un centro judío y asesinaran a
rehenes israelíes (incluido un rabino residente en EEUU y a su esposa)
es significativo. La elección de prestamistas judíos apoya la idea de
que el ataque fue organizado por fanáticos islámicos. No existe
historia de animosidad hacia los judíos por parte de los extremistas
hindúes.
De la misma manera, el hecho de que eligieran a británicos y
norteamericanos vincula este ataque con el fundamentalismo islámico.
Algunos testigos dijeron que los atacantes habían rodeado
específicamente a personas con pasaportes británico y norteamericano.
La manera en que se realizó la masacre sigue la línea de los métodos ya
conocidos de al Qaeda. No hubo un mensaje de aviso y los terroristas
asesinaron a hombres, mujeres y niños sin piedad. Pretendían asesinar a
tanta gente como fuera posible, como en los atentados del 11-S, las
bombas de Londres y la atrocidad de Madrid.
El otro punto significativo es que los hombres armadas estaban muy
bien preparados y armados. Su conocimiento detallado de los objetivos
sugiere que habían reconocido al menos algunos objetivos por adelantado
y llevaban grandes bolsas de almendras para reponer energías. No se
trataba de un hatajo de fanáticos sino de un grupo entrenado
profesionalmente y bien organizado. "Es obvio que fueron entrenados en
alguna parte... Nadie puede manejar las armas de la serie AK o lanzar
granadas de esa manera", estas son las palabras de un miembro no
identificado de una unidad de la marina india a los periodistas. Dijo
que los hombres eran "muy decididos e implacables", dispuestos a un
largo asedio. Se encontró una mochila con 400 cartuchos de munición".
La pregunta es: ¿quién les entrenó y dónde?
En el pasado, los servicios de inteligencia indios y norteamericanos
han utilizado comunicaciones para interceptar los lazos de los
militantes cachemiros con los atentados terroristas. Según un oficial
de la inteligencia india, durante el asedio los terroristas han estado
utilizando teléfonos móviles no indios y recibiendo llamadas de fuera
del país. La implicación es que estas llamadas se hicieron desde
Pakistán.
Indignación en Pakistán
Lashkar-e-Taiba ha negado cualquier implicación en los asesinatos de
Mumbai y condenado los atentados. El jefe del Consejo Unificado de la
Yihad, un grupo paraguas para más de una docena de grupos combatientes
cachemiros, también negó cualquier papel en el atentado de Mumbai.
"Condenamos muy enérgicamente los ataques contra civiles inocentes en
Mumbai y afirmamos categóricamente que ninguno de los grupos que luchan
por la liberta de Cachemira ha tenido nada que ver con ellos", esto es
lo que decía el líder del grupo Syed Salahuddin. Pakistán ha pedido
pruebas de la implicación de alguien en Pakistán, pero en India parece
que no están dispuestos a ello. Pakistán niega las acusaciones y dice
que sólo da apoyo moral y diplomático a los combatientes por la
libertad cachemira. Pero los indios toman estas declaraciones con
escepticismo.
Los medios de comunicación pakistaníes protestaron inmediatamente,
dijeron que no se podía culpar a Islamabad de la carnicería en el
centro financiero de la India y que el proceso de paz no podía
descarrilar. Los principales diarios pakistaníes advirtieron contra el
"juego del culpable", con el argumento de que eso sería un impedimento
para el desarrollo de los intentos de normalizar las relaciones entre
los dos países. "India lanza a Pakistán una mirada sucia", publicaba el Daily News en su portada, mientras que otro periódico decía
que la inteligencia india estaba bajo el fuego y buscaba en cualquier
parte un culpable. El Dawn decía que los dos países "sin
repartir culpabilidad mutua deberían cooperar en la investigación para
que fuese más productiva".
"Aunque se pueden comprender la furia y preocupación que se siente
en general, habría que aconsejar un ejercicio de control en estas horas
de crisis", decía el periódico. "Existe la necesidad de construir
confianza entre los dos países". El mismo tono de suavidad y ligereza
fue adoptado por el pakistaní Daily Times, este decía que
tanto India como Pakistán se enfrentan a la misma amenaza de terrorismo
y necesitan trabajar en una "estrategia cooperativa". Esta es la misma
línea que las opiniones de Washington, que desea evitar a toda costa un
enfrentamiento entre Islamabad y Nueva Delhi. Desgraciadamente, las
tensiones entre los dos países tienen una lógica propia que podría ser
difícil de controlar.
La condena de la atrocidad en los círculos oficiales pakistaníes ha
sido rápida y inusualmente franca. El presidente de Pakistán, Asif Alí
Zardari, prometió que tomaría medidas inmediatas y enérgicas si se
demostraba la implicación pakistaní. Avisó a India el sábado de
cualquier "sobre-reacción" después de los atentados de Mumbai y
prometió medidas "muy estrictas" si se demostraba la participación
pakistaní.
"Quienquiera que sea responsable del acto brutal y bruto contra el
pueblo indio en India están buscando la reacción", esto es lo que dijo
Zardari en una entrevista en la televisión india CNN-IBN.
"Tenemos elevarnos sobre ellos, asegurarnos y asegurarse, y la
comunidad mundial salvaguardarse contra la reacción". Son palabras muy
fuertes y van más allá de ninguna concesión hecha a India por los
dirigentes de Pakistán en el pasado.
La razón de este es doble: en primer lugar, Zardari tiene un miedo
mortal a una guerra con India que con toda certeza llevaría a su caída
en un futuro cercano. En segundo lugar, él y su gobierno están
totalmente subordinados a los interés de Washington, que espera pague
sus facturas y mantenga a flote su economía en bancarrota. Zardari,
haciéndose eco del mantra de Bush de la guerra global contra el
terrorismo que "esta es una amenaza mundial con más razón todos debemos
mantenernos firmes contra esta amenaza conjunta".
La implicación de los gobernantes oficiales de Pakistán en esta
cuestión por tanto se podría descartar casi con seguridad. Sin embargo,
hay en Pakistán gobernantes no oficiales que tienen en realidad mucho
más poder en sus manos que el gobierno y el presidente de Pakistán. Nos
referimos al ISI, los siniestros Servicios de Inteligencia de Pakistán
que constituyen un estado dentro del estado, que tiene estrechos
contactos con los talibán y al Qaeda, que constantemente está implicado
en todo tipo de actividades sospechosas más allá del control del
gobierno, el ministerio de exterior y la judicatura.
Está bastante claro que hay elementos en el ISI que están detrás del
asesinato de Benazir Bhutto. Les gustaría desestabilizar al gobierno de
Zardari al que ven con estrechos lazos con los norteamericanos. Les
gustaría tener las acciones del ejército pakistaní contra los talibán
en las áreas tribales. El ISI odia a la India y se opone a las
negociaciones de paz. Por lo tanto, tienen muchos motivos para lanzar
una operación secreta destinada a provocar a la India y al mismo tiempo
desestabilizar al gobierno del PPP. Una guerra con India sería ideal
desde su punto de vista, detendría la guerra contra los talibán,
azuzaría el sentimiento anti-indio entre la población y crearía las
condiciones para un golpe que llevaría al ejército al poder, al ISI y a
los fundamentalistas islámicos. También hay poderosos intereses
económicos. La motivación real de los llamados fundamentalistas no es
el Corán sino el lucrativo comercio de la droga que ha florecido
gracias a la guerra en Afganistán.
Para desviar la culpa de Islamabad, algunos comentaristas
pakistaníes han planteado la teoría de que se trata de la obra de
extremistas hindúes. "Las continuas investigaciones en algunos
atentados terroristas (pasados) de los que se ha culpabilizado
alternativamente a musulmanes indios y pakistaníes, se ha demostrado
que realmente fueron obra de una red terrorista hindú", esto es lo que
decía el Daily Times. Eso es perfectamente cierto pero en
esta ocasión los hechos no se adaptan a la hipótesis de un ataque de
los fundamentalistas hindúes. Cada uno de los aspectos de esta masacre
apunta a los yihadistas y al ISI que manipulan a los fanáticos para sus
propios intereses.
Un estado dentro del estado
El gobierno pakistaní el sábado dijo en primer lugar que enviaría al
teniente general Arshad Shujaa, el poderoso jefe de los Servicios de
Inter Inteligencia (ISI), a Nueva Delhi para "ayudar en las
investigaciones". Aparentemente había sido a petición del primer
ministro indio, Manmohan Singh. Después el gobierno pakistaní cambió el
tono y dijo que sólo enviaría a "un miembro del ejército de la agencia
de Servicios de Inter Inteligencia". Al final, en un repentino salto
mortal (e inexplicable), Islamabad dijo que era improbable que algún
oficial de inteligencia fuese a la India en un futuro próximo.
Evidentemente se trata de una señal de crisis. ¿Por qué se abortó
esta misión? Fuentes del gobierno dijeron que el cambio llegaba después
de "reservas en la cúpula de los círculos militares) ante un movimiento
sin precedentes. Según dijo un funcionario gubernamental veterano: "La
cúpula militar no fue consultada antes del anuncio hecho a los medios
de comunicación con relación a la decisión de enviar al jefe del ISI a
la India". Este pequeño detalle es significativo y se puede explicar
por las tensiones entre el gobierno y el ISI.
Durante muchos años el ejército, y particularmente el ISI, fue
célebre por hacer y deshacer políticos, partidos políticos y gobiernos.
El ala política del ISI fue creada originalmente por el fundador del
PPP, Zulfikar Alí Bhutto, mientras estuvo en el poder mantenía un ojo
en sus enemigos políticos. Más tarde se volvió contra él y participó en
su derrocamiento y muerte judicial. El ISI más tarde se volvió en
contra de su hija Benazir, primero creando un partido político, el
Islamic Jhamoori Ittehad encabezado por Nawaz Sharif, para presentar
contra ella en las elecciones de 1988 y más tarde conspirando para
derrocar a su gobierno. El ISI también fue implicado en el amaño de las
elecciones de 2002.
La creación de la Liga Musulmana de Pakistán pro-Musharraf (Q)
también fue obra del ISI. Sistemáticamente se basó en políticos de la
Liga Musulmana de Pakistán (Nawaz) y en el PPP, para romperlo y unirse
al nuevo partido creado especialmente para proporcionar respaldo y
legitimidad política al general Musharraf. Sin duda estuvo implicado en
el asesinato de Benazir Bhutto.
El ISI tenía el apoyo de la CIA, ambos conspiraron para la causa de
los muyahidines anti-soviéticos en Afganistán. Pero cuando Washington
entró en conflicto con los talibán e invadió Afganistán, se provocó una
escisión con el ISI, muchos de cuyos dirigentes tienen intereses
personales en Afganistán y están muy implicados en el tráfico de drogas
y siguen comprometidos con la causa de los talibán.
Musharraf jugó a un doble juego, mantener un delicado equilibrio
entre los norteamericanos, los fundamentalistas y el ISI. La elección
del gobierno encabezado por el PPP dio a Washington la posibilidad de
fortalecer su control sobre Islamabad. Bajo la presión de los
norteamericanos, Zardari intentó controlar hace unos meses el ISI pero
tuvo que retroceder cuando el ejército mostró sus dientes. Más
recientemente se conocieron informes de que el ala política había sido
"desmantelada o pasado a la inactividad". El ministro de exteriores,
Shah Mahmood Qureshi, dijo a los periodistas que se había cerrado el
ala política. Lo calificó como un "acontecimiento positivo". Sin
embargo, de la misma manera, comparó al ISI como una "institución
nacional preciosa" y dijo que quería centrarse totalmente en las
actividades contraterroristas.
Estas palabras demostraban lo aterrorizados que están los políticos
de Pakistán ante el ISI e indica los límites de su capacidad de acción
con relación a él. Informes posteriores parece que han confirmado que
el "ala política" del ISI había sido desmantelada. No sólo se cerró el
ala política, sino que los funcionarios que trabajaban allí dijeron que
les habían dado "otras tareas". Estas "tareas" estaban vinculadas a la
contrainteligencia, que se suponía era el papel original de la agencia.
Pero poner a los mismos oficiales que han pasado años dedicándose a la
intriga política una vez más en la contrainteligencia es simplemente
barajar las cartas de la misma baraja. ¿Qué impedirá a estos caballeros
dedicarse al mismo juego sombrío de intrigas en sus nuevas posiciones?
La respuesta a esta pregunta bastante sencilla.
El periódico The Dawn comentaba que el ISI sería capaz de
concentrarse más en la inteligencia sobre actividad terrorista sin
distraerse en sus deberes políticos. Esta idea es extremadamente
ingenua. En todos los países, incluido el más "democrático", los
servicios secretos actúan como un estado dentro del estado. Se
entrometen en política y espían incluso a ministros y otros dirigentes
políticos. En un estado como Pakistán, donde existe la democracia sólo
a condición de que acepte la bota militar sobre su cuello, exigir que
el ISI no se entrometa en político es algo estúpido.
El ejército gobierna
Desde que se creó Pakistán como estado, el ejército ha hado un golpe
cada siete años aproximadamente. Los dictadores militares se alternan
con regímenes democráticos débiles en un juego perpetuo de sillas
musicales. Aunque los generales amablemente entregaron con todo el
boato el gobierno a los civiles, ellos aún esperan ejercer una
influencia determinante sobre la política, controlando y dirigiendo
actividades políticas dentro y fuera del gobierno. La idea de que la
agencia dejará de entrometerse en política choca con toda la
experiencia hasta ahora.
Es imaginable la furia de los escalafones superiores del ISI en su
intento de afilarse las garras. Eso podría ser lo que desencadenó la
reciente acción en Mumbai. Para vergüenza del gobierno Zardari y
fortalecer al ejército en general y a los servicios de inteligencia en
particular, ¿hay algo mejor que agitar los problemas con India y así
dar un respiro al ISI y a sus aliados talibanes? El motivo ciertamente
existe y también su capacidad de llevarlo a cabo. El ISI en secreto
patrocina, arma, entrena y financia a grupos yihadistas, a los que
puede manipular para sus propios intereses, como fue el asesinato de
Benazir Bhutto. Habría sido sencillo enviar una pequeña misión suicida
a Mumbai. Las vidas de jóvenes fanáticos son calderilla para estos
caballeros, y los dividendos políticos y militares que acarrearía
provocar un enfrentamiento con India representan un beneficio cuantioso
para una inversión tan modesta. Si crece una atmósfera de desconfianza
y sospecha mutua, también lo hace el riesgo de un enfrentamiento armado
entre los dos estados. Eso significaría más muertos y heridos que los
de Mumbai. Pero la guerra también supondría que el ejército (y el ISI)
regresaría al poder. ¿Y que son unas decenas o cientos de vidas
comparados con eso?
Según pasan los días, aumentan las recriminaciones en India y esta
situación genera un ambiente anti-Pakistán cada vez más feo y
peligrosos, incrementando las tensiones entre dos estados con armamento
nuclear. Nueva Delhi no ha acusado el gobierno pakistaní de participar
en el atentado, pero ha expresado su frustración por el hecho de que
Islamabad no sea capaz o esté dispuesto a evitar que los terroristas
utilicen su suelo para preparar atentados contra la India.
Esta situación conviene a los extremistas de derechas, a los
fanáticos religiosos y chovinistas de ambos lados. También favorece a
los generales de ambos países. Hay otros a los que también les gustaría
ver otra guerra entre India y Pakistán: los traficantes de armas, los
gánsteres y señores de la droga. Existe un vínculo entre los
fundamentalistas, los terroristas y los criminales implicados en el
tráfico de drogas. Sobre todo, una guerra serviría para desviar la
atención de las masas pobres que están sufriendo terriblemente como
resultado de la crisis. Minaría al gobierno del PPP en Islamabad y al
gobierno del Congreso en Nueva Delhi, preparando el camino para
regímenes más de derechas en ambos países.
Los intereses del imperialismo
Aunque Washington está muy interesado en India, especialmente desde
un punto de vista económico, a corto plazo no puede prescindir de
Pakistán, cuyo ejército está llevando a cabo una guerra contra los
talibanes en las regiones tribales fronterizas con Afganistán. Por lo
tanto, las advertencias de Islamabad alarmarán a EEUU y a otros
gobiernos con tropas en Afganistán. Pakistán actualmente tiene unos
100.000 soldados en las zonas fronterizas y el ejército está
combatiendo con militantes islamistas en varias regiones tribales. El
apoyo de este país es por tanto crucial para los intentos de derrotar
la insurgencia en Afganistán.
Por tanto, Washington intenta mantener contentos tanto a India como
a Pakistán. No quiere una guerra. El FBI rápidamente envió a un equipo
de agentes a India para ayudar en la investigación y tiene un segundo
grupo preparado por si fuese necesario. El presidente Bush hizo el
viernes una declaración donde dijo que los heridos estaban "en sus
pensamientos y oraciones": "Mi administración ha estado trabajando con
el gobierno indio y la comunidad internacional mientras las autoridades
indias trabajaban para garantizar la seguridad de aquellos que aún
están amenazados. Continuaremos cooperando contra todos los extremistas
que no ofrecen nada excepto violencia y desesperanza". En realidad, el
imperialismo norteamericano es la fuerza más contrarrevolucionaria del
planeta que no ofrece nada excepto violencia y desesperanza, que está
extendiendo las guerras y el terror por todo el mundo en defensa de sus
propios intereses depredadores.
El presidente electo Barack Obama también expresó sus condolencias
por lo que denominó "espantosos atentados terroristas de Mumbai", dijo
que apoyaba plenamente los esfuerzos de la administración Bush para
proteger a los ciudadanos estadounidenses en India:
"EEUU debe estar con India, con todas las naciones y pueblos que
están comprometidos con la destrucción de las redes terroristas y
derrotar su ideología llena de odio", estas son las palabras de su
declaración. La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, dijo que el
viernes por la tarde se habían reunido funcionarios veteranos de la
administración Bush tarde para discutir más sobre los atentados. Dijo
que se habían centrado en "garantizar que se hace todo lo posible para
ayudar a los ciudadanos norteamericanos afectados por estos horribles
atentados".
En realidad, las lágrimas derramadas en Washington son de la
variedad cocodrilo, y los cocodrilos son unos animales muy peligrosos.
EEUU fue el creador original y nutrió al monstruo del fundamentalismo
islámico como parte de su Guerra Fría contra la URSS. Fue EEUU el que
creó a Bin Laden y su banda terrorista en su guerra para expulsar a
Rusia de Afganistán. Fue EEUU la que alentó y armó a los talibán para
el mismo propósito. Y fue EEUU el que creó y sostuvo la criminal
dictadura en Pakistán y trabajó junto con su agencia de inteligencia,
el ISI. Ahora el perro ha mordido la mano de su amo y el amo quiere
deshacerse del perro. ¡Pero es más fácil decirlo que hacerlo!
Ahora están realizando una "guerra contra el terrorismo" en todas
partes, que les proporciona una excusa adecuada para intervenir en los
asuntos internos de cualquier país del mundo, para intimidar,
bombardear e invadir con total impunidad. En la actualidad están
embarcados en una guerra sangrienta en Afganistán y contra sus antiguos
amigos y aliados los talibanes y al Qaeda. Esta guerra está asesinando
diariamente a muchos hombres, mujeres y niños inocentes. Pero George W.
Bush, que es el terrorista más grande del mundo, reserva sus lágrimas
para esos casos de terrorismo que no sirven a sus intereses.
Barack Obama aún no ha tomado posesión del Despacho Oval pero ya
está mostrando sus verdaderos colores. Ya ha dicho que pretende sacar a
las tropas norteamericanas de Iraq y enviarlas a combatir a Afganistán.
Para este propósito necesita el apoyo del gobierno de Pakistán y por
tanto una guerra entre India y Pakistán es lo último que necesita. Como
dijo un veterano oficial de seguridad pakistaní el sábado, si tras los
atentados de Mumbai estallan las tensiones, Pakistán desviaría tropas a
su frontera con India y dejaría de atacar a los combatientes en la
frontera afgana. "Si algo ocurre en ese frente, la guerra contra el
terrorismo no será nuestra prioridad", le dijo el oficial de seguridad
a los periodistas. "Nos llevaremos todo de la frontera occidental. No
dejaremos nada allí".
No es una amenaza vana. Pakistán e India han luchado tres guerras
desde que consiguieron la independencia de Gran Bretaña en 1947. Ambos
países ahora tienen armas nucleares, el peligro es muy claro. Nueva
Delhi dijo el domingo que elevaba la seguridad a un "nivel de guerra" y
que no tenía duda de los vínculos pakistaníes con los atentados
terroristas en Mumbai. Pero una guerra definitivamente no conviene a
los intereses del imperialismo norteamericano, cuya principal
preocupación en la región es el proceso energético de la guerra en
Afganistán. ¡Pakistán no puede luchar una guerra en dos frentes! Si
lucha contra la India no puede hacerlo contra los talibanes. Esta es la
verdadera motivación de las lágrimas de Bush y de las peticiones de paz
de Obama.
La verdadera preocupación de EEUU
Lo que preocupa a los funcionarios norteamericanos es la posibilidad
de un estallido de la animosidad similar al que ocurrió después de que
combatientes pakistaníes atacaran el parlamento indio en diciembre de
2001. Empujada por estos temores, la Secretaria de Estado, Condoleezza
Rice, desde que comenzó la crisis ha llamado al ministro de exteriores
indio dos veces, también al presidente pakistaní, Asif Alí Zardari.
"Hay tensiones muy preocupantes en la región", decía Gordon Duguid,
portavoz del Departamento de Estado. "Ella está llamando al presidente
de Pakistán para conocer su lectura de cómo podrían afectar estas
tensiones".
La Secretaria de Estado quitó importancia a la amenaza de
enfrentamiento entre los dos países, que casi llegaron a la guerra en
2002 después del ataque al parlamento indio del que también se culpó a
los combatientes pakistaníes. "Esta es una relación diferente a la de
hace unos años. Obviamente comparten un enemigo común porque los
extremistas, de cualquier forma, son una amenaza tanto para los
pakistaníes como para los indios", estas son las palabras de Rice.
Los aliados de EEUU también están intentando calmar a los indios. En su edición asiática The Financial Times decía a los dirigentes indios que se apresuraran a señalar con el dedo
acusador a potencias extranjeras: "No está nada claro quién está detrás
de este ataque con diez puntas, el más devastador de una serie de
ataques en un miserable año para la India", esto es lo que decía el
periódico en su editorial.
El presidente pakistaní, Asif Alí Zardari, está claramente
aterrorizado antes la posibilidad de que este incidente pudiera
precipitar una guerra. Hizo un llamamiento a la India para que no
castigue a su país por los ataques de la semana pasada. El lunes
manifestó al Financial Times: "Incluso si los terroristas
están vinculados con Lashkar-e-Taiba, ¿contra quién creen que estamos
luchando?" Funcionarios de Islamabad han avisado de que cualquier tipo
de escalada obligaría desviar las tropas hacia la frontera india y
alejarlas de la campaña encabezada por EEUU en la frontera afgana.
Esto, y no ningún tipo de consideraciones humanitarias, es lo que
preocupa a Washington.
La única solución, ¡la revolución socialista!
El gobierno británico dijo que estaba investigando si alguno de los
atacantes podría ser ciudadano británico con vínculos en Pakistán o
Cachemira. India y Pakistán han luchado dos de sus tres guerras por la
cuestión de Cachemira y hay muchos cachemiros viviendo en Gran Bretaña.
Algunos periódicos británicos incluso publicaron artículos diciendo que
algunos de los terroristas procedían de Bradford. Estas escandalosas
declaraciones se hicieron sin la más mínima prueba y están calculadas
para inflamar los sentimientos racistas y anti-musulmanes entre la
población. Más tarde fuentes oficiales negaron que algunos de los
terroristas fuesen originarios del Reino Unido. Esto demuestra cómo los
atentados terroristas sirven para los objetivos de los reaccionarios e
imperialistas en todos los países.
La otra teoría es que este último incidente es una forma encubierta
de guerra contra la India para la que Pakistán ha creado y explotado
varios grupos terroristas islamistas desde hace una década y más. El
foco principal de esta guerra es actualmente el estado de Jammu &
Cachemira, que India retiene desde hace más de medio siglo. La
población de la Cachemira ocupada ha sufrido una opresión terrible a
manos del ejército indio. Esta situación ha engendrado un profundo
sentimiento de amargura y un deseo de venganza entre un sector de la
juventud cachemira, que está abierta a ser manipulada por fuerzas
siniestras. Esta estrategia ha fracaso totalmente a la hora de
conseguir una base de masas entre los musulmanes de la India, pero sí
ha creado un puñado de reclutas suficientes para sostener una campaña
terrorista esporádica, con tecnología moderna, lo suficientemente
devastadora. Es un callejón sin salida sangriento para el pueblo y la
juventud de Cachemira.
Más de medio siglo después, las burguesías rivales de India y
Pakistán han demostrado que son completamente incapaces de solucionar
los problemas de las masas. El pueblo de la India, Pakistán, Cachemira,
Bangladesh y Nepal está sufriendo la misma miseria, enfermedad,
pobreza, analfabetismo y falta de vivienda. A los horrores de la
opresión nacional y de castas, la brutal subyugación de la mujer, la
esclavitud y el trabajo infantil, hay que añadir la pesadilla de los
pogromos, el terrorismo y las guerras.
Para los generales cínicos, los locos chovinistas y los fanáticos
religiosos de ambas partes la guerra y la carnicería mutua son la única
solución. Pero el terrorismo y las guerras no han proporcionado una
salida durante los últimos cincuenta años y no lo harán ahora. La
perspectiva de una guerra total entre dos potencias nucleares como
India y Pakistán representa una perspectiva horrible para el futuro.
La única salida para liberar Cachemira y resolver los problemas de
las masas es a través de medios revolucionarios: con la victoria de la
revolución socialista en India y Pakistán, con el establecimiento de
una federación socialista de todo el subcontinente. Esta idea
revolucionaria avanza lentamente pero de una manera firme. El
maravilloso congreso del JKNSF el 29 de noviembre, que reunió a miles
de luchadores de clase cachemiros bajo la bandera del socialismo
revolucionario, demuestra que los mejores elementos de la juventud
están abiertos al socialismo revolucionario, que éste gana terreno
frente a los nacionalistas y fundamentalistas. Esta es la alternativa
real para los trabajadores y jóvenes de Cachemira, India y Pakistán: el
camino de la revolución socialista que lleva a la Federación Socialista
del Subcontinente.
Londres, 2 de diciembre de 2008.
 

No hay comentarios.: