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lunes, septiembre 15, 2008

El tiempo del no tiempo.

Para los que no lo conocen, Leonardo Boff, es un teólogo de liberación. Belga, que vive hace muchos años en Brasil, ha escrito muchísimo y ha tenido una vida muy intensa y fascinante. No sólo las personas mayores, sino también las jóvenes, han tenido la experiencia de que todo se está acelerando excesivamente.

Por: Leonardo Boff - Servicios Koinonía

El físico alemán W.O. Schumann constató en 1952 que la Tierra esta rodeada de un campo electromagnético poderoso que se forma entre el suelo y la parte inferior de la ionosfera situada a unos 100 km por encima de nosotros. Ese campo posee una resonancia (de ahí el nombre de resonancia Schumann) más o menos constante del orden de 7,83 pulsaciones por segundo. Funciona como si fuera un marcapasos, responsable del equilibrio de la biosfera, condición común de todas las formas de vida. También se ha comprobado que todos los vertebrados y nuestro cerebro están dotados de esa misma frecuencia de 7,83 herzios. Empíricamente se ha constatado que no podemos ser saludables fuera de esta frecuencia biológica natural. Siempre que los astronautas, en razón de los viajes espaciales, quedaban fuera de la resonancia Schumann, se enfermaban. Pero sometidos a la acción de un "simulador Schumann" recuperaban el equilibrio y la salud. Por miles de años el palpitar del corazón de la Tierra ha tenido esta frecuencia de pulsaciones, y la vida se ha desarrollado en un relativo equilibrio ecológico. Sucede, sin embargo, que a partir de los años 80, y de forma más acentuada a partir de los años 90, la frecuencia se elevó de 7,83 a 11 y a 13 herzios. El corazón de la Tierra se disparó y de manera coincidente se hicieron sentir desequilibrios ecológicos: perturbaciones climáticas, mayor actividad de los volcanes, crecimiento de tensiones y conflictos en el mundo y aumento general de comportamientos desviantes en las personas, entre otros. Debido a la aceleración general, la jornada de 24 horas es, en realidad, solamente de 16 horas. Por lo tanto, la percepción de que todo está pasando demasiado rápido no es ilusoria, tendría una base real en este trastorno de la resonancia Schumann. Gaia, ese superorganismo vivo que es nuestra Madre Tierra, debe de estar buscando formas de recuperar su equilibrio natural. Y lo conseguirá, pero no sabemos a qué precio, precio que será pagado por la biosfera y por los seres humanos.

Aquí se abre un espacio para que grupos esotéricos y otros futuristas proyecten escenarios, ya dramáticos, con catástrofes terribles, ya esperanzadores, como la irrupción de la cuarta dimensión mediante la cual todos seremos más intuitivos, más espirituales y más sintonizados con el biorritmo de la Tierra...No pretendo reforzar este tipo de interpretación. Solamente enfatizo la tesis recurrente entre grandes cosmólogos y biólogos de que la Tierra es, efectivamente, un superorganismo vivo, de que Tierra y Humanidad formamos una única entidad, como los astronautas declaran desde sus naves espaciales. Nosotros, los seres humanos, somos Tierra que siente, piensa, ama y venera.Y por serlo, poseemos la misma naturaleza bioeléctrica y estamos envueltos por las mismas ondas resonantes Schumann. Si queremos que la Tierra reencuentre su equilibrio debemos comenzar por nosotros mismos: hacer todo sin estrés, con más serenidad, con más amor - que es una energía esencialmente armonizadora -.Para eso hemos de tener el valor de enfrentarnos a la cultura dominante, que nos obliga a ser cada vez más competitivos y eficientes. Necesitamos respirar juntos con la Tierra para conspirar con ella para la Paz. Leonardo Boff

El Tiempo del No Tiempo
Las Profecías Mayas sobre el cambio de Ciclo

Junto con el calendario, siete profecías han sido descubiertas, las cuales nos avisan de un inminente cambio. Es lógico suponer que todo esto puede ser una mera coincidencia, no más que un mito mal comprendido por los que han comenzado a descifrar la escritura maya. Pero es innegable que sus profecías tienen un basamento científico y extraña aún más la coincidencia con otras, tanto de los indios Hopi como de Paracelso, tanto de Parravicini como de Edgar Cayce. Hunab Ku, es el centro de la galaxia, y a su vez, el corazón y la mente del Creador para los Mayas. Si bien existían "esencias" menores, (Chac, Dios de la lluvia por ejemplo) Hunab Ku era el centro de todo, y hacia allí y a través del Sol, dirigían su mirada al estudiar las estrellas. Poco a poco se descubre el legado Maya, y somos más quienes nos maravillamos con estos astrónomos, matemáticos, físicos, ingenieros, constructores; que poseían en lo que en nuestra visión ingenua del mundo creemos que es una civilización un poco primitiva, pero a la luz de los números Mayas y su conocimiento, debemos comprender que sabían tanto o más que nuestros actuales científicos... ¿Es esa una observación descabellada? Estamos seguros que no, puesto que casi mil años antes que las civilizaciones contemporáneas de su época, los Mayas dominaban un sistema numérico binario exponencial, (el mismo que utiliza la naturaleza, en la división de las células) con base en el número 2, contando de a 20. Ya 500 años antes de los árabes, utilizaban el concepto del 0, y su calendario que sincroniza al sol, la luna y la tierra con el universo, es más exacto que el que utilizamos actualmente. Es más, sus medidas astronómicas probaron ser tan exactas, que comparándolas con las medidas tomadas por la NASA (Centro aeroespacial estadounidense) son apenas diferentes en milésimas de segundo; por ejemplo: Según los mayas, la rotación completa de la tierra alrededor del sol es de 365,2420; mientras que la NASA lo mide en 365,2422.

Estos increíbles astrónomos midieron incluso la rotación de nuestro sistema solar en la galaxia, lo que corresponde a 25.625 años. ¡Ellos fueron capaces de medir una rotación estelar de 25.000 años! Sin embargo, lo más importante que han dejado los mayas, han sido sus avisos a la humanidad futura. Por alguna razón, en el auge de su brillante civilización, abandonaron sus ciudades, dejando atrás palacios, observatorios astronómicos, obras de arte, cientos de monumentos y estelas... y desaparecieron. Se dice que quedaron algunos guardianes de sus ciudades estado, y que ellos guardaron los valiosos códices hallados hasta ahora. Sus ciudades, repobladas por los Olmecas después, tal vez guardaban más secretos que se han perdido, pero en piedras esculpidas en bajo relieve, comienza a aparecer una historia asombrosa en donde encontramos un calendario que abruptamente, finaliza luego de una cuenta de 25.000 años, justamente en el cambio de nuestro milenio. Junto con ese calendario, siete profecías han sido descubiertas, las cuales nos avisan de un inminente cambio. Es lógico suponer que todo esto puede ser una mera coincidencia, y las profecías, orientadas hacia personas que nacerían cientos de años después, pueden ser sólo parte de un mito mal comprendido por los que han comenzado a descifrar la escritura maya; además su extraña desaparición, sin dejar rastros, plantea dudas sobre un pueblo que sin un porvenir conocido en su propio tiempo, anuncia sin embargo, un futuro a otra civilización. Pero es innegable que sus profecías tienen basamento científico, y aunque pocos saben de los casi imperceptibles llamados de atención que estamos recibiendo, en estos años han ocurrido cambios que de a poco, nos demuestran que dichas profecías están cumpliéndose, junto con muchas otras, surgidas de personas en distintas sociedades de todo el planeta, tanto de los indios Hopi como de Paracelso, tanto de Parravicini como de Edgar Cayce, son muchas voces que nos alertan, por lo cual sería sabio que escuchemos.

Los mayas nos dicen que desde el centro de la galaxia (Hunab Ku), cada 5.125 años, surge un "rayo sincronizador", que justamente sincroniza al sol y a todos los planetas, con una poderosa emanación de energía. En la rotación completa del sistema solar en la galaxia, ellos hacían una división de dicha elipse en dos, con una fracción cada una de 12.812 años, llamando a la fracción más cercana al centro de la galaxia, Día, y a la parte más alejada de Hunab Ku; Noche, tal cual se divide en día y noche en la Tierra. A su vez, dicha elipse era partida en cinco períodos de 5.125 años: los cuales eran: Mañana, Mediodía, Tarde, Atardecer y Noche. Según los mayas, justamente en nuestro nuevo milenio, estaremos ingresando en la Mañana Galáctica, y es marcada por el rayo sincronizador desde Hunab Ku. Ahora bien, en el año 1998, la NASA descubrió que desde el centro de la galaxia, comenzó a emitirse enormes cantidades de energía... ¿mera coincidencia? Los mayas nos dicen que el período intermedio al traspaso, dura 20 años, y ellos lo llaman "El tiempo del No-Tiempo", en donde ocurren grandes cambios. Es allí cuando debemos ser capaces de transformarnos, puesto que será nuestra decisión seguir como humanidad o perecer en nuestra autodestrucción. Esta transformación implica algo tan profundo como la elección de evolucionar, energéticamente, concientemente, completamente. Los datos científicos recopilados en estos años respaldan esto. Veamos cómo:

- En septiembre de 1994, todas las líneas magnéticas terrestres sufrieron disturbios, disminuyendo y moviéndose; lo cual ocasionó que muchas ballenas encallaran, y pájaros en migración se perdieran. Incluso en los aeropuertos, debieron reimprimirse mapas, y los aviones debieron aterrizar manualmente.
- En 1996, Soho, el satélite enviado a estudiar al Sol, descubrió que nuestra estrella ya no tenía polo norte y/o sur, se había convertido en un solo campo magnético, las polaridades se homogeneizaron.
- En el mismo año, se produjo un "bamboleo" magnético que ocasionó que nuestro Polo Sur, en un solo día, se moviera 17º de su posición, comportándose erráticamente.
- En el 97, ocurrieron grandes tormentas magnéticas provenientes del sol, que incluso destruyeron satélites orbitando la Tierra.
- Según las mediciones comparadas, la tierra se ha acelerado y ha perdido gran parte de su energía magnética, ya que en 1996, teníamos 4 Gaus, y en 1999, había disminuido a 1.5 Gaus. La aceleración de la frecuencia vibratoria terrestre se demuestra en que en 1997, la frecuencia era de 7.8 Hz, mientras que en 1999 se elevó a 11.5 Hz.

¿Pero en que nos afecta esto? Estudios realizados en cosmonautas rusos, en un ambiente con magnetismo artificial, mostraron que al disminuir a 0 Gaus, primero se produce en la persona gran confusión, luego manifiesta agresividad en aumento, hasta llegar a la locura; lo cual implica que el electromagnetismo influye directamente en la conciencia y la razón. A su vez, la aceleración terrestre de la frecuencia nos afecta vibracionalmente, transmitiéndonos la misma agitación. Sabemos que el "sonido del silencio" o sea la resonancia Schuman es de 7.1 Hz, en donde todo entra en armonía, equilibrándose. En nuestro cuerpo, las ondas cerebrales se dividen en Beta, Alfa, Theta y Delta, medidas en Hertzios. Beta, el estado de alerta, consciente y lúcido, se encuentra entre 12-30 Hz; Alfa, el estado mas relajado, de meditación y ensueño, es de 8 a 12 Hz, Theta de 4 a 8 Hz y Delta de 1 a 4 Hz. Cuanto más profunda es nuestra relajación, baja dicha frecuencia. Sabido es que necesitamos descansar para seguir adelante con fuerzas renovadas, pero... ¿Sería posible la relajación si la vibración circundante y envolvente de la Tierra es tan elevada? Eventualmente, comenzaría a provocar en la gente insomnio, incapacidad de concentración, nerviosismo, características cada vez más acentuadas en estos últimos años, que se achaca muchas veces al ritmo de vida estresante de la sociedad moderna. Pero al ir esto en incremento, ¿podría soportar una persona que no pueda manejar sus emociones, que no sepa entrar en un estado de conciencia más profundo y relajado, que no pueda crear un campo magnético propio? Es probable que no. Se plantea seriamente entonces la necesidad de evolucionar, de cambiar en una forma más elevada, puesto que según los Mayas, esta aceleración planetaria, y su consiguiente pérdida de campo magnético irá en crescendo, llegando tal vez a 0 Gaus, e invirtiéndose la polaridad planetaria, los cual nos afectaría enormemente.

El temor cada vez más manifiesto, la locura callejera, la violencia inconcebible, la desazón y la fatiga moral, son una demostración clarísima de que tan poderosos son los efectos de la perturbación a gran escala de nuestro planeta, vibracional y electromagnéticamente. La fecha clave del final de este proceso, es el año 2012, cuando termina el "Tiempo del No-Tiempo". Curioso es tal vez, mencionar, que según los estudios matemáticos de Paracelso, sobre el llamado "Final del Tiempo", nos dice que en realidad, dicha época marcadas por finales o principios, ronda exactamente en los años 2012, al 2017 (lo cual se correlaciona con el calendario de Nostradamus, cuyo desfasaje se produce debido al calendario gregoriano, adoptado hasta la fecha). ¿Otra incógnita acaso el hecho de que los mayas hablaran del "No Tiempo" y Paracelso lo llamara el "Fin del Tiempo"... en donde todos los calendarios se terminan...? Los mayas nos transmiten de hecho un mensaje de esperanza, pues nos dicen que esta época es el "Final del Miedo". Si somos capaces de enfrentar este nuevo destino, podremos sobrevivir como especie y civilización, pero el tiempo corre y hay que decidirse, pues la primera profecía, marca los últimos 13 años, contando a partir de 1999, desde el momento del eclipse anular de sol del 11 de Agosto (también anunciado en sus mediciones), en los cuales cada individuo debe decidir sobre la humanidad; antes del Sábado 22 de diciembre de 2012, el último día, según los mayas. Para los científicos de nuestro tiempo la historia geológica de la Tierra es un libro abierto. Allí está escrito que en 4.5 millones de años la Tierra ha pasado, por lo menos catorce veces, por inversiones de sus polos magnéticos. Para llegar a estas conclusiones los científicos investigan las capas geológicas, donde existen sedimentos correspondientes a las distintas edades del planeta.

Lo que antes fue lava, contiene todavía minerales que conservan su alineación magnética original, que puede medirse con la tecnología del radio carbono. Así se sabe que la última inversión de los polos magnéticos ocurrió en el año 13.200 AC, y se sospecha que esta fecha coincide exactamente con la desaparición de los dinosaurios. Nuestro planeta alterna su polaridad cada vez que completa un ciclo, unas veces los polos magnéticos de la Tierra están alineados como nosotros los conocemos ahora, y otras están invertidos. Esto tiene que ver con la dirección en la que rota la Tierra alrededor de su eje. Por otro lado, la velocidad de rotación es variable, y según esta cambie, los campos magnéticos se manifiestan con mayor o menor intensidad. A más velocidad de rotación corresponde un campo magnético más fuerte, y a menor velocidad de giro, un campo magnético más débil. En el ciclo actual, el punto de máxima intensidad del campo magnético se alcanzó hace 2000 años, mientras que en nuestros días la Tierra gira más lentamente, por lo tanto el campo magnético ha venido debilitándose, y lo hace en progresión geométrica (mientras más rápido cae, con más velocidad sigue cayendo). La paradoja es: ahora nuestros días son más largos, sin embargo sentimos que el tiempo se acorta. porque la forma como lo percibimos depende de otro factor, que es la afinación de nuestras células con el pulso de la Tierra (o Frecuencia Schumann), que ha venido acelerándose. En una escala de 1 al 10, siendo 10 la medida de magnetismo más fuerte, en 1996 estábamos en 1.5 y ahora nos encontramos por debajo de 1. Este indicador nos muestra que estamos en la antesala de una inversión de los polos magnéticos, que según los entendidos, ocurrirá antes de finalizar el año 2012. Por lo pronto la Tierra seguirá rotando alrededor de sí misma cada vez más lentamente, hasta que llegue el momento en que se quedará quieta. Permaneceremos en un estado nulo de magnetismo por aproximadamente tres días y luego nuestro planeta comenzará a girar en sentido contrario.

Al girar en movimiento inverso, donde antes quedaba el polo norte magnético, ahora estará el polo sur; y donde estaba antes el polo sur magnético, tendremos el polo norte. Hay que advertir que este cambio se da solo a niveles electro magnéticos, y que no se trata de que la Tierra vaya a dar físicamente un bote de 180 grados. Durante los tres días en que la Tierra permanezca inmóvil, la mitad del planeta quedará de cara al sol y tendrá un día muy largo, y la otra mitad observará una noche prolongada. Hay narraciones antiguas que relatan una experiencia similar, y que nos hacen sospechar que esta inversión polar se vivió en la Tierra en un tiempo más reciente al anteriormente anotado. La Biblia cuenta que Josué "mandó parar el sol". También papiros del antiguo Egipto narran que una vez hubo un día muy largo en el que el sol salió primero por occidente y se ocultó por oriente, y luego, sin que mediara la noche, salió por oriente y se ocultó por occidente. Desde los antípodas en el Perú, se cuenta con el testimonio de los antiguos Incas, quienes por la misma época experimentaron una noche muy larga en la que "no hubo amanecer por más de veinte horas". Los tres días en que la Tierra permanezca quieta serán los más sagrados que haya vivido el hombre desde su creación. Tres días necesitó el maestro Jesús para convertir su carne mortal en cuerpo de luz, y ese mismo tiempo necesitará nuestra materia densa para vivir el proceso de resurrección, esta vez sin necesidad de haber tenido que pasar por la experiencia de la muerte. Al planeta de todas formas le corresponde ascender y situarse en la escala evolutiva como mundo de quinta dimensión. Pero el proceso de ascensión de los humanos es asunto individual y de libre elección. Lo lograrán quienes para entonces hayan creado su propia zona nula, esto es: cero en miedos y reacciones emocionales. Y hayan hecho la inversión polar correspondiente, con la brújula interna calibrada según los valores del espíritu; y no con el norte apuntando a la búsqueda del poder, la fama y el dinero.

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