Oficialmente ya hay mexicanos de primera y de quinta. A unos se les privilegia con sentidas expresiones de condolencia desde Los Pinos y Bucareli y a otros se les relega al más común de los silencios y al desentendimiento institucional.
Al muy criticado oportunismo declarativo y propositivo (la demagógica cárcel vitalicia) del ocupante de Los Pinos se sumó en estos días el clasismo funerario y políticamente exculpatorio del funcionario Mouriño, que se permitió adelantarse a las indagaciones judiciales de lo sucedido el pasado jueves en Culiacán y privilegió las hipótesis menos oscuras. Resulta que Marco Iván del Rincón Jarero apareció muerto el pasado jueves en su auto, estacionado a unos metros de una unidad habitacional militar, con un letrero que decía “Por quedar mal, pinche Jorgito, faltan 7 zetas, zzz”.
La referencia parecería destinada a Jorge del Rincón Bernal (panista histórico de Sinaloa, que fue tío e iniciador político de Manuel J. Clouthier) y a sus siete hijos restantes. Hay quienes suponen que la colocación de ese mensaje es una maniobra de distracción con la que se quiere inocular el expediente con el virus paralizante llamado narcotráfico (que, aplicado a miles de casos sucedidos a mexicanos de quinta a lo largo del calderonismo, constituye una virtual sentencia instantánea de culpabilidad que hace que las autoridades anexen esos crímenes a la lista de asuntos por olvidar). Pero existen indicios que abonan la suposición de la procuraduría estatal de justicia de que habría sido una ejecución “por venganza”. Sin que se haya esclarecido nada, y a riesgo de que el crimen tenga connotaciones menos heroicas, “el gobierno federal” expresó condolencias oficiales al señor Del Rincón, el licenciado Calderón prometió a la familia Clouthier que el asesinato no quedará sin castigo y el gobierno estatal nombró a su director de averiguaciones previas fiscal especial para atender el caso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario