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miércoles, septiembre 27, 2006

Coyuntura Política



(DOCUMENTOS MUY CRITICOS SOBRE EL MOMENTO POLITICO QUE VIVE EL PAIS DESDE EL PUNTO DE VISTA DE JOVENES CIVICOS, ¡GRACIAS DANIEL! .:)
AMLO, PRD y FAP

Análisis de Coyuntura


Secretaría de Asuntos Juveniles, CEN-PRD
Daniel Rosenberg Cervantes
Septiembre de 2006

La coalición Por el Bien de Todos murió formalmente el 15 de septiembre, cuando a partir de esta fecha nace el Frente Amplio Progresista (FAP) quien toma su lugar de acuerdo a la resolución de la Convención Nacional Democrática; la decisión de nombrar un Presidente legítimo y formar un gabinete alterno nos ubica en un escenario totalmente distinto al de hace algunos meses, en los que se tenía la “oportunidad histórica” de acceder al gobierno y nos obliga a hacer un balance de la situación actual para definir las tácticas necesarias que debemos llevar a cabo como partido.

Para comprender cual es el papel y la posición que el PRD esta llamado a ocupar en este contexto, el PRD debe hacer un balance del proceso electoral y el período de la resistencia civil, hasta la celebración de la Convención Nacional Democrática y la reciente creación del Frente Amplio Progresista y así establecer cuales son las acciones a seguir.

El PRD durante la campaña.

A pesar de tener un candidato con bastante aceptación en la población, y “la oportunidad histórica” de que la izquierda acceda al poder mediante la participación en las elecciones, el objetivo no se cumplió por diversos factores. Estos son algunos de los factores que varían la posición del PRD, durante la campaña.


1. El desplazamiento del PRD por parte de Redes Ciudadanas, en la elaboración y conducción de la campaña electoral.
2. La promoción de candidatos con antecedentes ajenos o contrarios a la lucha social y popular.
3. Negligencia y deficiencias en la estructura electoral y en la promoción del voto.
4. Ausencia de compromisos oportunos claros y puntuales, con sectores sociales que deben ser considerados nuestros aliados naturales, como trabajadores, campesinos, indígenas, jovenes, de diversidad sexual y de género.
5. Una posición ambigua con respecto a la izquierda, que generó sectarismo y repulsión de grupos de izquierda vinculados con el Dialogo Nacional, la otra campaña, el cardenismo, y otros grupos organizados en torno a la otra campaña.
6. Una actitud de triunfalismo previo a la elección. Esto generó incapacidad para actuar objetivamente, y responder de forma oportuna y eficaz al entorno político, y a las acciones ilegales de los adversarios.
7. El vacío que se creó en el CEN del PRD al permitir todo este comportamiento, y al no actuar como dirigencia nacional. El presidente del CEN fungió como portavoz del candidato, y no como la representación del Partido, pues ignoró toda la estructura y normatividad que nos rigen, al actuar como portavoz del candidato e imponer tácticas, candidatos y posturas erróneas, no sólo para el partido, sino para todo el movimiento que ha consolidado al PRD.

En general el papel del PRD estuvo en un segundo plano en la campaña, sus líderes, su estructura y hasta su propia plataforma histórica estuvo subsumido por la figura de AMLO quien le impuso una estructura paralela, financiera, organizativa y electoral. El objetivo de llegar a la presidencia podría justificar para muchos los errores y el menosprecio de la izquierda, pero una vez consumada la usurpación por parte del bloque hegemónico imponiendo a Felipe Calderón, este trato al PRD se vuelve injustificable e insostenible.


AMLO y el Frente Amplio

· Aglutinó a miles de personas a su alrededor, consolidando un capital político que rebasa al mismo PRD, que se maneja dentro del marco de las instituciones;
· La Convención Nacional Democrática se convierte en su plataforma de combate;
· La posible estructura y organización del Frente Amplio que crea, le permitirá impulsar múltiples asociaciones políticas a lo largo y ancho del país con el registro oficial y las prerrogativas correspondientes, además de estar en condiciones de crear un nuevo partido consolidando una red político-electoral.

El destino del frente estará dirigido por AMLO, quien mantendrá su liderazgo. El frente, además de integrar a los partidos de la coalición Por el Bien de Todos, integrará una amplia gama de agrupaciones sociales, civiles, campesinas y de trabajadores que se alíen en esta nueva organización política nacional.

La capacidad de adaptación de los operadores de las Redes ciudadanas estará a prueba bajo un escenario diferente al victorioso que tenían anticipado. Sumado a ello, la capacidad de movilización, de convocatoria y de aglutinamiento del frente debe superar la protesta por el resultado de las elecciones pasadas, llamando a otros sectores de la sociedad que no estuvieron en la campaña electoral. La situación se complica al tratarse de una resistencia de largo plazo en donde pueden existir mayores dificultades para concretar una forma organizativa que permita mantener el movimiento e integrar a más personas.

La estructura política del nuevo frente es mucho más amplia que la coalición en tanto aglutina a organizaciones de la sociedad civil de geometría política diversa. Tendría capacidades para fundar dos nuevos partidos políticos, y más de dos asociaciones políticas nacionales. Va más allá de la izquierda histórica y tendría a parecerse en la práctica al antiguo partido del Centro Democrático, con adjetivos como Progresista o Nacionalista, en el que quedaría de manifiesto la influencia de personajes como Manuel Camacho o Marcelo Ebrard.

En este sentido, la posición supuestamente hegemónica del PRD dentro de este Frente quedaría sumamente rebasada, pues durante el proceso de convertirse en un poder fáctico, el que tendría que pagar todos los costes políticos e incluso financieros serían las estructuras del PRD.

Si nos remitimos a las encuestas realizadas por Consulta Mifofsky en agosto y septiembre de este año, nos damos cuenta de que la percepción política de los ciudadanos cambió rápidamente, pues el proceso poselectoral no tenía precedentes en nuestro país. La confianza en el IFE disminuyó abrumadoramente, la mayoría de la población estaba de acuerdo con el recuento total de las casillas para dar certidumbre al proceso, sin embargo, una vez tomada la decisión de establecer la asamblea permanente en el corredor Zócalo-Reforma, López Obrador se enfrentó con su percepción más negativa al grado que el saldo que genera hoy es el peor que ha obtenido desde febrero de 2001, cuando se comenzó a registrar, así como la percepción negativa del PRD aumenta a niveles cercanos a los del PRI. Lo interesante de estos estudios es que los costes los está pagando el PRD y prácticamente no se ve afectado el PT y Convergencia.

La decisión de hacer una resistencia civil pacífica fue tomada en un escenario que era totalmente diferente al de una campaña electoral en la que trata de persuadirse a un electorado indeciso, y en este sentido es políticamente correcta. Sin embargo, de celebrarse hoy una elección presidencial, el PRD sería el más dañado por las preferencias electorales y por sí mismo, no estaría en la posición de tener esa “oportunidad histórica” que se tenía a principios de 2006.

En cambio, la consolidación de la figura de AMLO estaría salvada a través del frente y de todo lo que representa. Si en un principio el FAP esta llamado a consolidarse como un poder fáctico social alternativo, como fuerza opositora, pero sin perfil institucionalista (por lo pronto), para hacer presión y dar empuje a la toma de decisiones a favor de un proyecto alternativo de Nación, en un segundo momento de consolidación e inclusión al sistema político tendría que convertirse forzosamente en un Partido Político.

Es en este escenario precisamente donde el PRD estaría en franca desventaja. Más allá de las siglas y las estructuras que lleve el nuevo partido nacido del frente, la pérdida del concepto que se tenía como izquierda histórica y aglutinadora de diversos grupos que como corrientes han sobrevivido en torno a un proyecto realmente alternativo de perdería ante la ambición de ser el gran partido que con el afán de ser incluyentes, estaría aceptando proyectos que no sólo son disonantes con la izquierda, sino opositores a la misma.

Esta sería en realidad la gran pérdida, más allá de los privilegios y prerrogativas de los que hoy gozan los grupos líderes del PRD. La pretensión de reducir la complejidad política actual a un bipartidismo que se remita al México de la Reforma, una posición sumamente maniquea, estaría derrochando la diversidad de las luchas y banderas que no sólo dieron origen al PRD, sino que le han dado un sustento a la vida política de nuestro país.

En cambio, si el frente sólo se mantiene en una alianza extra legal (pero legítima), una alianza para hacer más fácil la toma de decisiones (o dejar más clara las decisiones de AMLO) y el PRD mantiene una independencia crítica en el Congreso y en los gobiernos locales, el PRD estaría entonces en un liderazgo natural.

Alcances y limitaciones de un gobierno alterno

El planteamiento de establecer un gobierno alterno, con una presidencia legítima puede ser una forma de mantener y capitalizar lo que se logró el 2 de julio, y llevarlo más allá del 16 de septiembre. Sin embargo, en otros países donde han existido gobiernos paralelos y alternos, estos no han funcionado precisamente como Poder Ejecutivo, sino que la figura de un Gabinete se Sombra solo es una estructura que funciona y se organiza a través de las estructuras parlamentarias.

El Gabinete de sombra no puede existir en nuestro país como figura posible de gobierno, pues no esta inscrito en el actual régimen político del caduco presidencialismo, sino más bien en un sistema semipresidencial o semiparlamentario. El gabinete de sombra es simplemente una especie de vigilante y voz crítica a lo que realiza el gobierno oficial.

El liderazgo de AMLO también puede resumirse muy rápidamente, producto del tiempo coyuntural y la velocidad con la que ocurren los hechos históricos del siglo XXI, pero también resultado de la reducción del movimiento a una sola persona que no acepta críticas, que es obcecada y mantiene un grupo muy reducido en la toma de decisiones de un movimiento de masas bastante diverso y heterogéneo. Esto limita la posibilidad de una continuidad en el escenario político, sobre todo como movimiento político-social.

Además, si no se colectiviza la toma de decisiones en función de democratizar el movimiento de masas, el Frente esta condenado a ser solo un ente organizador de grandes movilizaciones, pero que en la práctica la ambición de ser un gobierno alterno queda reducido a llenar plazas, pero esta capacidad también estará disminuida a lo largo del tiempo si no se toman medidas al respecto. Si en verdad se pretendiera ser un gobierno paralelo, se tendría que regresar a las estructuras de base, al entorno local, a las diferentes luchas y demandas que se enarbolan en diferentes sectores de la población y en diferentes ámbitos geográficos.
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Los jóvenes y la Convención Nacional Democrática
Documento para la discusión
Secretaría de Asuntos Juveniles
Comité Ejecutivo Nacional PRD

Introducción
Mensaje para la Asamblea Juvenil
Rumbo a la Convención Nacional Democrática

Estamos aquí reunidos, hombres y mujeres libres decididos a trabajar por su país para que todos juntos construyamos una nueva forma de hacer política, frente a la ignominia que representa la usurpación, el fraude y la enajenación de la voluntad popular.
Aquellos que ayer hablaban del respeto a los valores ciudadanos y se decían defensores de la democracia, hoy la han mancillado de tal manera que han pisoteado el orgullo y la dignidad de todos y cada uno de nosotros. Reunidos en una derecha retrógrada ahora tiemblan de miedo al ver que el mismo pueblo que creían dominar, se levanta llevando como bandera su propia y legítima soberanía, reclamando el justo derecho de gobernarse por sí mismo.
La Convención Nacional Democrática (CND), puede ser la gran alternativa para hacer de México un país verdaderamente democrático y justo, donde no haya exclusión de ningún tipo, y en el que se pueda construir un gobierno que sea parte del pueblo y no ajeno a éste, que este fundamentado en todos los derechos ciudadanos y en todo momento este al servicio del bien común.
La tarea no es fácil, pues estamos hablando de una lucha larga y prolongada que requiere de la suma de todos los esfuerzos. Lo que de inmediato tenemos como prioridad es sumar todos los esfuerzos y recursos para la CND; lo que nos espera es simplemente la renovación de todas nuestras instituciones, de toda nuestra sociedad.
En este contexto, ¿es pertinente hablar de los jóvenes, en una Convención en la que se discutirán los "grandes temas nacionales"?. Tenemos la gran labor de reflexionar en torno al futuro de la Resistencia Civil y Pacífica; la disyuntiva que significa elegir entre la creación de un Gobierno paralelo y legítimo, o la alternativa de crear sólo un Gran Frente como eje articulador del movimiento ciudadano contra el fraude y la imposición del presidente espurio de la derecha.
Ahora, sin embargo, es totalmente necesario que nosotros como jóvenes hagamos un ejercicio profundo de reflexión para entender el significado de los hechos históricos que tenemos en puerta, no sólo porque seamos un sector de la población reclamando un espacio en la convención, o porque intentemos ser los protagonistas de un momento histórico, sino porque hoy en día los jóvenes sufrimos más que cualquier otro sector las consecuencias de tener un gobierno neoliberal, porque estamos siempre en primara fila en las protestas sociales y políticas, y porque somos ni más ni menos, el impulso y el motor de la sociedad en el presente.
Cómo jóvenes padecemos de una severa exclusión social que obstaculiza nuestra participación en las esferas más importantes de la vida social que atañen a nuestros intereses inmediatos. Para la sociedad mexicana, los jóvenes somos hijos, alumnos, menores de edad, adolescentes en crisis y en búsqueda de una identidad, todas estas imágenes que nos descalifican como sujetos y actores sociales de nuestro presente. El pensamiento de que somos el futuro de la sociedad realmente desconoce nuestra existencia en el presente y revela claramente la asimetría e inequidad en las relaciones entre adultos y jóvenes en el México contemporáneo.
A pesar de esto, somos los jóvenes los que no dejamos de generar expresiones culturales basadas en infinidad de representaciones artísticas, formas de vestir y nuevos códigos de lenguaje, mediante los cuales hacemos valer nuestra identidad y contrarrestamos los efectos de la exclusión y la globalización homogeneizante.
Creaciones colectivas independientes, como las que hoy nos acompañan, y ejemplos como movimientos estudiantiles, altermundismo y militancia activa en partidos políticos, son la muestra de que, a fuerza de organizarnos y expresarnos hemos vuelto creativo nuestra etapa juvenil. Sumado a esto, estamos infinitamente más y mejor preparados que ayer para lidiar con la permanencia del cambio y la complejidad del conocimiento, dos de las principales reglas de juego en el mundo del siglo XXI.

Así que el protagonismo juvenil no sólo es una justa aspiración de un sector poblacional, sino que es la clave para el desarrollo de nuestras sociedades, pues somos en estas palabras actores estratégicos para el progreso social.

No obstante, el camino que nos espera es arduo pues tenemos que lidiar con la represión del sector conservador que hoy pretende acallarnos, al imponernos un estilo de vida, un esquema económico en el que no tenemos igualdad de oportunidades, un sistema educativo que parece estar basado en la venta de mano de obra barata y que no nos forma como humanos integrales, mucho menos como ciudadanos. Nos enfrentamos a la derecha que se siente amenazada por nuestra diversidad y por nuestra creatividad, que pretende que nuestras expresiones culturales trastocan sus valores convencionales de lo que debiera ser un joven "emprendedor"; ese sector conservador que también pretende imponernos un gobierno ilegítimo al que sólo le interesa vender nuestro bienestar, nuestro futuro y nuestras esperanzas.

Por ello, como delegados de la Convención Nacional Democrática nuestro papel de hoy en adelante tiene que ser el de difundir en toda la sociedad la concepción de que somos sujetos estratégicos para el desarrollo de la población, y de entre los resolutivos de la CND deberán estar contempladas las acciones necesarias para redoblar los esfuerzos encaminados a empoderar a la juventud en general, para que podamos ejercer nuestros derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales, y concretar acciones para hacer frente a las medidas tomadas por el gobierno neoliberal ilegítimo que atente contra nuestra calidad de vida
México DF, 13 de Septiembre de 2006

Cintya D. Mazas
Secretaria de Asuntos Juveniles
Comité Ejecutivo Nacional


Los Retos de la Juventud

En esta fase de transición demográfica, los jóvenes constituyen la mayoría de la población mexicana. Aunque son el presente de la nación, carecen de condiciones y oportunidades para realizarse plenamente y desarrollarse adecuadamente para asumirlo.
Los jóvenes de hoy en día constituyen uno de los sectores que más padecen los estilos de desarrollo excluyentes vigentes, miran con gran recelo a las clases dirigentes y están en primera fila en las protestas sociales y políticas, pero al mismo tiempo carecen de espacios propios para la participación ciudadana y no cuentan con enfoques que permitan impulsar políticas públicas que procuren mejorar su calidad de vida y su protagonismo social y político. En este sentido, los movimientos y las organizaciones juveniles no logran cumplir funciones de representación efectiva (y reconocida) de la juventud, y por tanto, no logran actuar como un "movimiento social" en el sentido clásico de la expresión.
El déficit cuantitativo y cualitativo en la oferta de educación media y superior, y la pobreza de la familias de la mayoría de los adolescentes y jóvenes impide a muchos de ellos avanzar y concluir su formación en el sistema educativo formal. La oferta de empleo para jóvenes con bajo nivel educativo y sin experiencia laboral es muy limitada en el sector formal de la economía, lo que los obliga a buscar alternativas de trabajo en la informalidad o, en sus extremos, a delinquir. Los conflictos generacionales, las expectativas diversas, la incomprensión de los diversos estilos de vida, y la desconfianza mutua al interior de la familia y en la vida social, son otros tantos factores de inconformidad de los adolescentes y jóvenes con la sociedad. La depresión, el alcoholismo y la drogadicción avanzan entre los jóvenes ante la pasividad del Estado y la sociedad que no logran resolver la contradicción entre la economía de mercado –comercio de bebidas alcoholices, tranquilizantes, drogas enervantes, etcétera—y, la protección de la salud.
El conservadurismo dominante en la mayor parte de las instituciones educativas y en las familias, tanto como el activismo de las jerarquías religiosas, dificulta el esfuerzo de educación sexual e información sobre salud reproductora a los adolescentes y jóvenes y su acceso a los medios de control natal y protección sexual, lo que da lugar a crecientes números e índice s de infección por VIH SIDA y de otras enfermedades de transmisión sexual y de embarazos no deseados.
El altermundismo, el movimiento estudiantil y la infinidad de creaciones colectivas e independientes, son la muestra de que, a fuerza de organizarse y expresarse, los jóvenes han vuelto creativo su periodo de moratoria social y, así, se han hecho valer como sujetos estratégicos para el desarrollo de la sociedad. Tales formas de organización y de expresión presuponen otra caracterización del joven como actor social.
Políticas Públicas de la Juventud

La histórica ausencia de políticas públicas de juventud vigorosas y pertinentes no hace más que reforzar este estado de situación e impide la construcción de alternativas efectivas. Las políticas públicas de juventud se han caracterizado por su elevada fragmentación y su evidente irrelevancia, en un marco en que no se logra cambiar esa situación, en parte por falta de apoyos políticos y de recursos, pero también por el despliegue de estrategias equivocadas, centradas en la ejecución directa de programas y proyectos de muy escaso impacto efectivo y que resultan conflictivos con las diferentes dependencias ejecutoras de políticas públicas, especialmente secretarías de Estado y municipios.
Otra característica de las instancias gubernamentales para jóvenes ha sido un enfoque de políticas públicas basado en caracterizaciones del joven como delincuente potencial o como sujeto de políticas asistencialista. En este marco, las políticas han sido en su mayoría de corte preventivo y han tenido en las actividades deportivas su principal curso de acción. Este encuadramiento ha servido, en el mejor de los casos, para paliar algunas necesidades inmediatas de los jóvenes (ayuda para transporte, servicio médico, espacios deportivos) que, siendo importantes, no modifican su situación como sujeto social y, en muchos casos, son utilizadas como medio de control social o corporativo.
También es necesario hacer una severa crítica para los diversos institutos lo cales y federales dedicadas a la atención juvenil. La constante es esperar de éstos sólo programas relevantes al deporte y la apertura de casas de la juventud, que si bien contribuyen en alguna forma, no cambian del todo la condición socioeconómica de los jóvenes. Hemos visto que además de tener un planteamiento erróneo en sus programas, estos espacios son viciados por estructuras partidistas e intereses creados que utilizan la posible cooptación de los jóvenes para fines de lucro, partidistas o corporativos.

Aprendiendo de las mujeres

En el caso de la equidad de género se avanzó decididamente en la reflexión estratégica, superando resueltamente los enfoques originalmente planteados (centrados en la promoción de la mujer) y avanzando dinámicamente en la construcción de enfoques más integrados, centrados en la incorporación de la perspectiva de género en todas las políticas públicas. No es ése el camino que se ha recorrido en el dominio de la juventud. ¿Cómo se pueden explicar esas diferencias tan notorias? Varios son los argumentos que permiten fundamentar que las principales explicaciones son estratégicas y metodológicas, y poco tienen que ver con la falta de voluntad política o la carencia de recursos económicos. Un primer argumento tiene relación con el enfoque predominante en cada una de las esferas de acción. Así, mientras en el caso de los jóvenes los trabajos se han orientado siempre a la apertura de espacios específicos propios (casas de la juventud, programas de participación juvenil, ministerios de la juventud, etc.), en el caso de las mujeres se ha trabajado con la lógica de la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, y promoviendo la incorporación de la perspectiva de género en todas las políticas públicas relevantes.
Por todo lo dicho, las dinámicas existentes en el dominio de las políticas de juventud en las que un amplio abanico de movimientos y grupos, sobre todo de la sociedad civil, son una referencia central. En el tema juvenil, trabajar de este modo implicaría la presencia más activa y decidida de los movimientos de mujeres y de las organizaciones de derechos humanos. En ambos casos, los aportes de unos y otras a la dinámica de nuestras sociedades han sido clave en muy diversos sentidos pero, al mismo tiempo, resulta evidente que también han tenido sus limitaciones.
Entre los aportes, habría que destacar la apertura de las luchas reivindicativas más allá de los estrechos espacios de contradicción entre capital y trabajo (tanto en el medio urbano como en el ámbito rural) y la inclusión de otras importantes contradicciones como se ha mencionada más arriba.
Entre sus limitaciones, habría que destacar algunos de sus propios reduccionismos: las tensiones entre hombres y mujeres han eclipsado las diferencias de edades, por ejemplo, y la atención a las violaciones de los derechos humanos más elementales ha soslayado la atención de otros derechos humanos igualmente relevantes como podrían ser los derechos sexuales y reproductivos. Si estos movimientos sociales fueran capaces de superar esas limitaciones se podrían lograr avances sustanciales en el terreno de la promoción juvenil, pero para ello sería elemental cuestionar a fondo el origen de algunas de ellas.
En el caso de los movimientos de mujeres, en la mayor parte de los casos agrupan a adultas, y si bien en el discurso se alude a todas las mujeres, las niñas, las jóvenes y las adultas mayores tienen espacios muy reducidos y hasta simbólicos de atención efectiva. En el caso de las mujeres jóvenes, en general no tienen presencia activa en los movimientos juveniles (manejados abrumadoramente por hombres jóvenes) ni en los movimientos de mujeres.

Construcción de redes juveniles

En este marco, el fortalecimiento de las redes juveniles debiera constituirse en una prioridad muy clara de los esfuerzos que se desplieguen en el futuro. Para ello, habría que priorizar tanto el desarrollo de redes que tiendan al protagonismo juvenil en las dinámicas sociales y políticas en los ámbitos local, regional y nacional, como las redes que operan más específicamente en el terreno de la dinámica cultural y comunicacional de los jóvenes, y aun el desarrollo de aquellas que procuran desplegar acciones en terrenos específicos de la dinámica juvenil (como las redes relacionadas con el fomento de los derechos sexuales y reproductivos de jóvenes).
Pero el apoyo a estas redes debería realizarse sobre la base de ciertos criterios básicos, empezando por el respeto pleno y absoluto a la autonomía de las propias redes, esto es, la capacidad que sus miembros deben tener asegurada de tomar sus propias decisiones sin interferencias ni influencias de ninguna índole.
Esto es particularmente importante en lo que atañe al nombramiento de autoridades, el diseño de planes y programas y el uso de recursos, pero debe extenderse a toda la gama de esferas de acción de dichas redes, asegurando la más absoluta libertad de éstas para opinar, formular propuestas e involucrarse en aquellas campañas o iniciativas que les resulten de interés. Esto implica erradicar las prácticas que en el pasado intentaron regular el funcionamiento de las redes desde la órbita estatal, en una línea de acción en que la aprobación de leyes de juventud legitimaba derechos pero a la vez limitaba los espacios de acción de estas redes, al reglamentar exageradamente su funcionamiento, con vistas a su reconocimiento legal y el despliegue de las acciones correspondientes en términos de apoyo efectivo.
Son las Organizaciones de la Sociedad Civil las que han dado un mayor impulso a los derechos sexuales de los adolescentes. Desde las organizaciones civiles se ha logrado incorporar el nuevo paradigma y aunque prácticamente a cuenta gotas, la nueva perspectiva ha influenciado las políticas públicas.
En el ámbito de los derechos sexuales de los jóvenes, el seguimiento de los nuevos programas y avances en el sector educativo y de salud del fin de la década de los 90 requiere para su aterrizaje un gran esfuerzo de sensibilización y capacitación de maestros, padres de familia y proveedores de servicios en todas las regiones y municipios del país.
Con excepción del Distrito Federal, en cuanto a la atención al aborto legal está todo por hacer; las cosas se complican más cuando se trata de una violación y seguir el proceso para acceder a una interrupción del embarazo. El Distrito Federal es también el único lugar donde hay programas para prevenir la violencia dentro del noviazgo y para apoyar sicológicamente a adolescentes gay y lesbianas.
Habría que desmedicalizar la distribución de los métodos de control natal para adolescentes y jóvenes; el sector gubernamental podría apoyar estrategias construidas por las OSC juveniles, como sin el condomóvil, las condonerías y los puestos en las plazas comerciales.
Hay que desarrollar programas para jóvenes indígenas. Cada grupo étnico tiene una cultura sexual particular y son necesarios programas específicos, pues se trata de grupos con importante rezago en cuanto a embarazos no deseados, equidad de género y servicios de salud sexual y reproductiva.
Es necesario abrir un debate serio y un diálogo constructivo, una reflexión creativa que tome en cuenta todos los logros positivos de 30 años de educación sexual, que reactive los programas actuales e impulse más directamente y sin rodeos los derechos sexuales y reproductivos de adolescentes y jóvenes.
Nuestra propuesta alternativa

Nuestra propuesta alternativa que ofrecemos se sustenta en tres pilares centrales: primero, las y los jóvenes son sujetos de derecho (y no un simple grupo de riesgo), por lo cual deben ser objeto de políticas públicas que tiendan a asegurar la vigencia de sus derechos (a la educación, al trabajo, a la participación, etc.); segundo, las políticas públicas de juventud son un asunto y una responsabilidad de todos y todas, por lo cual es tan importante involucrar a los propios jóvenes como a los adultos que trabajan con ellos (docentes, personal de salud, policía, jueces, etc.), desde enfoques incluyentes y no estigmatizadores; y tercero, las y los jóvenes pueden ser (en el marco de la actual construcción de la sociedad del conocimiento) actores estratégicos del desarrollo, dado que están infinitamente más y mejor preparados que los adultos para lidiar con la permanencia del cambio y con la centralidad del conocimiento, dos de las principales reglas de juego del mundo del siglo XXI.
Si todo esto es así, el protagonismo juvenil es clave para el propio desarrollo de nuestras sociedades y no solo una justa aspiración de un sector poblacional, y ello debiera guiar la gestión pública (en todos los niveles) en el futuro. En este marco, los estilos de gestión de las políticas públicas no son neutros, ni mucho menos.
Una política juvenil integral debe atravesar los diferentes sectores de las administraciones públicas en sus tres instancias, y corresponderse con una política social que garantice a los jóvenes oportunidades igualitarias de desarrollo como el empleo, la salud, la educación y la vivienda. Así mismo, deben sentarse las bases para que todos los jóvenes, independientemente de su situación socioeconómica, gocen plenamente de su periodo de moratoria social, concebida como la etapa vital dedicada a la autorrealización, a la instrucción y al desarrollo integral como seres humanos en los campos de las artes, el deporte, la reflexión y la creación.
Debe garantizarse el fortalecimiento de una instancia pública, que puede ser el actual IMJ, que cuente con autonomía jurídica y recursos institucionales y financieros para poder responder a las aspiraciones de los jóvenes mexicanos, con la aplicación de una política juvenil en cuya elaboración, aplicación y evaluación participen los mismos jóvenes y sus organizaciones.
En realidad, las opciones que se tomen en este terreno determinarán los éxitos y los fracasos que se obtengan, y eso justifica la necesidad enfoques equivocados que ya han provocado fracasos estrepitosos en varios casos concretos a lo largo de la historia y en muy diversos contextos territoriales.
Comenzando por estos últimos, no tiene sentido apostar todo a la aprobación de leyes de dudosa relevancia o a la construcción de espacios específicos para la participación juvenil (casas de la juventud, clubes juveniles, etc.). Las leyes, cuando no van acompañadas de procesos sociales y políticos que las respalden y legitimen, no logran pasar el umbral de su aprobación formal, mientras que los espacios específicos para la participación juvenil, aun sin proponérselo, terminan reforzando el aislamiento social de la juventud, en lugar de promover su integración.
Alternativamente, hay que trabajar para que –junto con la aprobación de leyes de juventud que sean el resultado de consensos sociales y políticos previamente construidos – se avance en el diseño de planes integrales de juventud, en el marco de los planes nacionales de desarrollo, sustentados en acuerdos sobre el rol de los jóvenes como actores estratégicos en la construcción de la sociedad del conocimiento. En este sentido, emulando el trabajo de las mujeres en relación con la perspectiva de género, habría que trabajar para dotar todas las políticas públicas de una perspectiva generacional , que atraviese las esferas de la gestión pública, en el Estado y en la sociedad civil.
Hay que repensar –por ejemplo– la enseñanza media o secundaria y concebirla como un espacio privilegiado de socialización juvenil, procurando acercar cultura juvenil y cultura escolar (y así superar el abismo que hoy existe entre ambas) y apostando decididamente a la formación ciudadana y no solo a la transmisión de saberes en función del acceso a la educación superior (para brindar así, por tanto, alternativas terminales más concretas en relación con el mundo del trabajo).
En la misma línea, es imprescindible reformular las políticas de salud para adolescentes y jóvenes desde un enfoque de derechos, haciendo especial hincapié en los derechos sexuales y reproductivos.
Frente a la construcción de espacios específicos para la participación juvenil, sería fundamental trabajar para aumentar y fortalecer la presencia de jóvenes en los espacios de participación ciudadana existentes, sobre todo en la asignación de recursos (presupuesto participativo) y en relación con el control social de políticas públicas (contralorías ciudadanas). Esto implica trabajar intensamente en la legitimación y el fortalecimiento de los movimientos juveniles, asumiendo que hay muchos y muy diversos (y que todos son importantes) y evitando celosamente su manipulación por parte del gobierno en turno. El desarrollo de prácticas de voluntariado juvenil, asociadas a la gestión de grandes políticas públicas prioritarias (combate a la pobreza, campañas de alfabetización, etc.), puede ser una fórmula pertinente, siempre y cuando se trabaje con pluralismo y un gran respeto por la autonomía de los propios grupos juveniles.
En el terreno de la asignación de recursos económicos, es preciso cuestionar la distribución actualmente existente entre generaciones, del mismo modo en que se cuestiona en el plano de la estratificación social, en términos de género, entre territorios o entre grupos étnicos. La mayoría de los datos disponibles muestran que la juventud lleva siempre la peor parte, y es tiempo de preguntarse –en función del propio desarrollo – hasta dónde esto es lógico y hasta dónde es una simple construcción adulta que es necesario modificar, pues atenta contra la modernización efectiva de nuestra sociedad.
También cabría cuestionarse, si es tan perjudicial la vigencia de enfoques neoliberales (que han demostrado que la teoría del goteo no ha funcionado) como la de los enfoques que postulan la necesidad de acumular esfuerzos en torno de las denominadas contradicciones principales (en general, centradas en la relación entre capital y trabajo). Estas últimas terminan desconociendo la presencia en nuestras sociedades de otras contradicciones en términos de género, de raza-etnia y de edad (entre otras no menos relevantes) que muestran con sobrada elocuencia las limitaciones de los enfoques clásicos.


Por lo tanto, los jóvenes nos manifestamos por lo siguiente:

· Rechazamos de forma absoluta la investidura presidencial en la persona de Felipe Calderón, así como las instituciones que de él dimanen.
· Asumimos que, en el marco del artículo 39 constitucional, la soberanía reside original y esencialmente en el pueblo, por lo tanto hacemos un llamado para construir desde la sociedad un gobierno legítimo que desconozca al gobierno usurpador.
· …

Ponemos a la consideración de la Convención Nacional Democrática, así como de la Comisión Organizadora, para que incluya dentro de sus resolutivos, las acciones encaminadas para:

1. Redoblar esfuerzos para fortalecer y potenciar la participación de los jóvenes en el ejercicio de sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales.
2. Preparar, diseñar y ejecutar programas que mejoren su calidad de vida y les abran mayores posibilidades para el ejercicio pleno de su libertad. Se debe impulsar una política juvenil que atraviese los diferentes sectores de la administración pública y corresponda con una política social que garantice a los jóvenes, oportunidades para el empleo, la salud, la educación, la vivienda, el deporte y la cultura.
3. Instrumentar programas sociales para los jóvenes con un enfoque integral y no asistencialista.
4. Diseñar e implementar un programa de salario estudiantil, ya que en el proceso educativo se desarrolla un trabajo intelectual que debe ser recompensado.
5. Alentar espacios de participación política bajo el respeto irrestricto a la libertad de expresión y organización.
6. Establecer mecanismos para limitar o evitar prácticas intimidatorios, incriminatorias o de discriminación cometidas por servidores públicos, especialmente por la policía.
7. Elevar sustancialmente la cobertura y la calidad en la educación media al aumentar el número de becas en esos niveles, como una prioridad estratégica del gobierno de coalición.
8. .Ofrecer estímulos fiscales a los jóvenes trabajadores y profesionales para que puedan crear patrimonio.
9. Aplicar mejores programas y efectuar campañas de información más agresivas para prevenir embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, así como para promover el respeto a la diversidad.
10. Garantizar el fortalecimiento de una instancia pública que cuente con autonomía jurídica y recursos institucionales y financieros para poder responder a las aspiraciones de los jóvenes mexicanos, con la aplicación de una política juvenil en cuya elaboración, aplicación y evaluación participen los mismos jóvenes y sus organizaciones

1 comentario:

TuringMX dijo...

muy buen blog,

Saludos!!!!

ANIMO